El término renovación urbana fue acuñado hacia 1950 por Miles Calean, economista americano, y se refiere a la renovación de la edificación, equipamientos e infraestructuras de la ciudad, necesaria a consecuencia de su envejecimiento o para adaptarla a nuevos usos y actividades demandados. Se trata de un fenómeno complejo que puede tomar muy diferentes caminos y está relacionado con otros tipos de procesos urbanos como son la rehabilitación, el desarrollo o la invasión sucesión.
1. DEFINICIÓN
"Revitalización de barrios deteriorados mediante procesos de reutilización del terreno y de los edificios, mejora del ambiente urbano y de la gestión de cada área, participación de los ciudadanos y utilización de fondos públicos, tanto para regenerar las zonas como para atraer más inversión privada”[1]
La renovación urbana no sólo tiene que ver con la revitalización del interior de las ciudades, sino que también está relacionada con el desarrollo sostenible de sus regiones periféricas.
2. PRINCIPIOS DE LA RENOVACION URBANA
Varios autores afirman, que si no se cumplen los siguientes principios fundamentales, existe un peligro real de que las ciudades se fragmenten, que absorban a las zonas rurales y que la congestión del tráfico y las privaciones sociales aumenten:
1. DEFINICIÓN
"Revitalización de barrios deteriorados mediante procesos de reutilización del terreno y de los edificios, mejora del ambiente urbano y de la gestión de cada área, participación de los ciudadanos y utilización de fondos públicos, tanto para regenerar las zonas como para atraer más inversión privada”[1]
La renovación urbana no sólo tiene que ver con la revitalización del interior de las ciudades, sino que también está relacionada con el desarrollo sostenible de sus regiones periféricas.
2. PRINCIPIOS DE LA RENOVACION URBANA
Varios autores afirman, que si no se cumplen los siguientes principios fundamentales, existe un peligro real de que las ciudades se fragmenten, que absorban a las zonas rurales y que la congestión del tráfico y las privaciones sociales aumenten:
A. RECICLAR LOS TERRENOS Y LOS EDIFICIOS: Hasta donde sea posible, la construcción de nuevas casas debería hacerse en terrenos previamente construidos, en vez de en áreas verdes, para el caso de Arequipa, en las campiñas.
B. MEJORAR EL MEDIO URBANO: Las áreas urbanas existentes deben hacerse más atractivas, con el fin de que la gente opte por vivir, trabajar y socializar en ellas. Dichas áreas deben fomentar la idea de pertenencia a una comunidad y dar sensación de seguridad. Los barrios tienen que estar mejor conectados entre sí para fomentar que la gente vaya a pie, en bicicleta o en transporte publico.
C. LOGRAR LA EXCELENCIA EN LA GESTIÓN LOCAL: El renacimiento urbano dependerá de la existencia de un fuerte liderazgo local y de una amplia participación democrática de los ciudadanos. Los residentes deben tener un papel mayor en los procesos de toma de decisiones.
D. PROPORCIONAR REGENERACIÓN: Habría que dar más poder y responsabilidad a las autoridades locales para que dirijan sus recursos hacia la regeneración a largo plazo de las zonas desfavorecidas. Hay que utilizar los fondos públicos para atraer la inversión privada mediante el mercado.
3. HISTORIA
Las primeras operaciones de renovación urbana se dan en la temprana ciudad industrial. En el siglo XIX se acometen en casi todas las ciudades medias occidentales obras de rehabilitación y saneamiento de los barrios obreros, obras en las que juega un papel determinante el derribo de las murallas. Otras operaciones que se realizan son la apertura de ejes de comunicación y la construcción de ensanches que permeabilizasen las complejas tramas medievales.
En la ciudad post-moderna las operaciones de renovación urbana van cada vez más dirigidas a la rehabilitación de barriadas estratégicamente situadas y que sufren como consecuencia de esta renovación una considerable revalorización que se convierte en el principal motor de la actuación del capital privado y público en la zona, provocando también movimientos sociales.
La renovación urbana hoy día se produce en el centro de una ciudad en desarrollo o en sus proximidades, dado que en estas zonas es donde se localizan los barrios más envejecidos e inadaptados a las estructuras económicas y sociales actuales.
Este tipo de actuaciones a gran escala implican necesariamente la intervención de la administración pública según Richardson[2], dado que la mejora de las estructuras y los equipamientos de una zona se trata de una empresa que requiere grandes desembolsos de capital que no serán recuperados necesariamente.
El valor de una finca viene determinado, entre otras cosas, por la calidad de la vecindad, lo viene da denominarse “efecto contagio”. Por lo tanto si en un área con casas bien mantenidas un propietario submantiene la suya obtendrá un rendimiento superior. Por el contrario si el propietario mantiene bien el estado de la edificación en un entorno deteriorado, los rendimientos que obtendrá por este mantenimiento serán muy inferiores. Por lo tanto, solo resultará rentable mantener en buen estado una vivienda si el resto de las edificaciones mantienen un buen nivel de mantenimiento.
Esto nos lleva a afirmar que solo es posible la renovación urbana si el sector público asume el coste del contagio privado y sustituye el funcionamiento del mercado por una mezcla de inversiones públicas y privadas. Las subvenciones del gobierno minimizan los costes para los ayuntamientos. Además, la construcción de nuevos edificios supone un aumento de los ingresos fiscales de la administración local.
Algunos ejemplos de renovación urbana masiva se han estudiado en EEUU y Gran Bretaña. Así en el primero de estos estados, a finales de 1965 se habían aprobado 1.700 proyectos de renovación urbana, desalojándose y desplazándose a unas 750.000 personas. A partir de este año el ritmo de renovación se va acelerando. En EEUU la renovación urbana tiende a reducir el volumen de viviendas de renta baja y aumenta el de los apartamentos de renta alta, obligando a los pobres a trasladarse a viviendas más caras.
En Gran Bretaña entre 1955 y 1970 se demolieron 1.153.000 edificios, aunque el impacto fue menor que en EEUU sobre todo gracias a una fuerte política social de vivienda que acogió a la población desalojada.
[1] Giddens, Anthony. Sociología. pág. 874
[2] Richardson, H. Economía del urbanismo.
1 comentario:
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