11 de agosto de 2014

HENRY PEASE (1944-2014)

La noche del sábado último, mientras me disponía a descansar, recibo la comunicación de un amigo y colega de la Pontificia Universidad Católica del Perú: "Mario. Muy triste noticia, acaba de fallecer Henry Pease", en un primer momento dude de la noticia, sin embargo al tratarse de una persona tan cercana de Henry, no quedo más que aceptar lo inevitable, el maestro de la ciencia política en el Perú nos había dejado.

Como todo estudiante de Ciencias Sociales, conocí a Henry Pease por la lectura de sus libros; documentos tales como El Ocaso del Poder Oligárquico. Lucha política en la escena oficial 1968-1975, Los años de la langosta. La escena política del fujimorismo, La Autocracia fujimorista. Del Estado intervencionista al Estado mafioso, Reforma Política (para consolidar el régimen democrático), ¿Cómo funciona el presidencialismo en el Perú? y más recientemente La política en el Perú del siglo XX; representan fuentes valiosísimas de análisis de los procesos sociales y políticos que le propio Henry vivió y en los cuales su opinión y participación marcaron el rumbo de las decisiones políticas del momento.

Mi interés por la Ciencia Política estuvo marcada por la influencia de 3 maestros de los cuales tengo el privilegio de haber sido alumno: en las aulas agustinas el maestro Víctor Sacca me hizo enamorar de la Sociología Política y gracias a su influencia intelectual y académica me acercó a los otros dos maestros: Sinesio López y Henry Pease, ambos en el posgrado en la PUCP.

Conocer y tratar a Henry Pease significó una gran regocijo personal y académico, conversar con el maestro Pease, intercambiar impresiones acerca de diversos aspectos de la coyuntura política, de su experiencia y amor a la PUCP, de su visión de la Ciencia Política y de la esperanza en las nuevas generaciones, consolidaron mi pasión por la ciencia política y la enseñanza. Su vida no solo es ejemplo de convicción y coherencia ideológica, sino un verdadero sobreviviente.

Con estas sencillas palabras me aúno al homenaje que muchos sinceramente le hacemos y que creemos que con su partida terrenal, se va también lo mejor de la clase política y de la intelectualidad peruana; sin embargo nos quedan sus libros e investigaciones y el compromiso de construir un país mejor, "Con esperanza, Mario, siempre con esperanza". Hasta siempre, apreciado maestro.