15 de octubre de 2010

GANARON LOS EMPRESARIOS

Los resultados provisionales de las últimas elecciones regionales y municipales revelan dos cambios muy importantes. El primero confirma una tendencia, pero ya de modo terminal: se ha producido el colapso de los partidos nacionales. En efecto, si en el 2002 el número de alcaldes provinciales elegidos pertenecientes a partidos nacionales fue el 56% del total, y en el 2006 descendió a un 48%, en el 2010 se desploma a apenas un 20%. La gran mayoría pertenece ahora a movimientos locales, desconectados de las agrupaciones nacionales. Los partidos nacionales no existen en el ámbito provincial. Es la feudalización de la política.

El segundo resultado, a escala regional, expresa que la izquierda ha perdido presencia. Si en el 2006 diez de los veinticinco presidentes regionales habían militado en partidos de izquierda o provenían de ella (cifra proporcionada por Eduardo Ballón y Carlos Monge en ese momento), en el 2010, según el propio Monge, solo cinco presidentes regionales preliminarmente elegidos (aún faltan segundas vueltas en algunas regiones) pertenecen o han pertenecido a partidos de izquierda. De ellos, tres (Cusco, Junín y Cajamarca) proceden de una línea relativamente radical, y los otros dos representan a una izquierda moderada y, eventualmente, por lo menos en un caso (San Martín), claramente pro mercado. En su sólido sur, la izquierda ha perdido Tacna, Moquegua y Puno, importantes bastiones.

La otra cara de esta moneda es que el número de presidentes regionales que son empresarios se ha incrementado. Cuando menos la mitad lo son. Algo parecido estaría ocurriendo con los alcaldes elegidos. Lo que significa que la clase empresarial emergente en las regiones y provincias está incursionando en la política, un fenómeno que debería ser imitado por el empresariado limeño o nacional. La proliferación de movimientos locales es, sin duda, una manifestación de vida: expresa la explosión económica en el interior, el florecimiento de una burguesía. Aunque también, por cierto, el apetito que despierta el abultado incremento de recursos de los gobiernos locales, que ahora ejecutan más del 40% de la obra pública cuando hace 20 años no pasaban del 5%, sin que haya una base contribuyente que fiscalice, pues pocos pagan Impuesto Predial.

Claro que, al menos por ahora, estos empresarios llevan a la política el principio de la iniciativa individual y fundan el movimiento propio. Quizá sea una etapa, pero en algún momento esa iniciativa deberá canalizarse a través de formaciones partidarias mayores, nacionales. Salvo que la disciplina y la coherencia partidarias sean sustituidas, como factor de gobernabilidad, por el desarrollo del consenso y la capacidad de concertación entre agentes políticos autónomos. Algo que revelaría un nivel muy alto de civilización política, difícil de imaginar.

Por: Jaime De Althaus Guarderas

No hay comentarios: