2 de enero de 2012

2011-2012

Llega nuevamente el momento de evaluar el 2011 y de especular sobre el año que empieza. Pero antes recordemos cómo veíamos al inicio el año que se va: el 2 de enero de 2011, escribí que “lo más probable es que el 31 de diciembre de 2011 (…) comentemos ya sea sobre la ausencia de propuestas ambiciosas de reforma, o sobre cómo esos intentos se empantanan en la etapa de implementación”. Recordemos que a finales de 2010 se hablaba de un triple empate en la intención de voto entre Toledo, Castañeda y Fujimori, todos ligeramente por encima del 20%; Humala parecía estancado alrededor de un 10%, y Kuczynski y Aráoz intentaban pasar el 5%. El 26 de diciembre de 2010, después de la presentación de los equipos de plan de gobierno (Félix Jiménez por Gana Perú), comentaba que la experiencia muestra que los gobiernos no siguen los planes que se presentan en la campaña. Caído el gabinete Lerner, alejado Jiménez del gobierno, acabado el proyecto de una “gran transformación”, y con un gobierno que recién está terminando de instalarse, no resultó tan mal pronóstico.

Para repensar el 2011, año electoral y de inicio de un nuevo gobierno, resulta muy útil la lectura de Postcandidatos. Guía analítica de supervivencia hasta las próximas elecciones (Carlos Meléndez, comp. Lima, Mitin eds., 2011). El libro permite una mirada de las características generales del proceso electoral (Levitsky), de las trayectorias de los candidatos principales, y de la “muerte y resurrección” (¿y nueva muerte?) del grupo de intelectuales y políticos agrupados en los Ciudadanos por el Cambio (León). Otros textos abordan la debilidad de los partidos expresados en la rendición de las cuentas de sus campañas (Egúsquiza), el peso desmedido de los medios de comunicación y de sus propias agendas (García), y en la extrema volatilidad del electorado, que dificulta el trabajo de las encuestadoras y da pie a teorías conspirativas sin fundamento (Maldonado). Es una obra que aspira a llegar a un público amplio, pero no por ello deja de plantear preguntas fundamentales.

Un tema que recorre el libro es el cómo se combinan elementos estructurales y contingentes en el análisis político. Quienes analizan las campañas de Humala, Toledo, Castañeda y Kuczynski (León, Vera, Meléndez y Barrenechea, respectivamente) sugieren qué errores o aciertos de diagnóstico y estrategia explican los resultados electorales, mientras que los textos dedicados al fujimorismo, el Apra y al análisis final de las campañas (Urrutia, Cyr y Dargent) llaman la atención sobre la formación o persistencia de identidades más estables, así como sobre la continuidad del mapa electoral del 2006 en el 2011. En realidad, lo estructural es un punto de partida que abre escenarios más o menos probables, pero el punto de llegada es consecuencia de las decisiones de campaña.

Pensando en el 2012, deberíamos seguir el mismo criterio: hay escenarios más o menos probables, pero el desenlace dependerá de las decisiones de los actores principales. ¿De qué estaremos hablando cuando evaluemos el 2012 el 1° de enero de 2013? El gabinete Valdés parece frágil, porque fue la mejor respuesta que el Presidente pudo dar a una crisis, pero también lo fue el de Velásquez Quesquén y duró mucho más de lo previsto. En todo caso, siguiendo con ilustraciones del gobierno anterior, así como García nombró a Simon intentando recuperar iniciativa política, el próximo Presidente de Consejo de Ministros podría ser un personaje de más trayectoria y peso político propio.

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