Es increíble la reciente fiebre de revocatorias municipales y regionales que se está viviendo en el Perú, ni bien ha empezado este nuevo año y las filas en las puertas de la ONPE eran interminables; miles de personas, sabe Dios con qué dinero, esperaban para comprar el famoso kit de revocatoria; se ha dado cuenta de que sólo en estos primeros 3 días se han descargado cerca de 50 mil formularios de la página web de la ONPE.
Según el último reporte de la ONPE, publicado ayer, 679 ciudadanos de todo el país buscan revocar a sus autoridades, entre alcaldes distritales, provinciales, regidores y jefes de región.
Son 11 los presidente regionales a quienes se busca remover de sus cargos, entre ellos el titular de la región Cajamarca, Gregorio Santos Guerrero. Pero es el presidente regional de Huancavelica, Maciste Díaz Abad, quien tiene el mayor número de pedidos de revocación: tres. Dos pedidos de remoción tienen los presidentes regionales Wilfredo Oscorima Núñez (Ayacucho), Jorge Velásquez Portocarrero (Ucayali) y Tito Chocano Olivera (Tacna). Completan la lista de presidentes regionales, a quienes se les pretende acortar el mandato, los titulares de las regiones Ica (Alonso Navarro), Tumbes (Gerardo Viñas Dioses), Madre de Dios (José Luis Aguirre Pastor), Áncash (César Álvarez) y Loreto (Yván Vásquez Valera).
Pero el caso más emblemático es el de la Municipalidad de Lima, la alcaldesa Villarán ha sido víctima, estos últimos días, de una constante campaña de desprestigio a su imagen y labor municipal, puede o no estar justificada la crítica, lo curioso es que aparecen justo ahora en tiempos de revocatoria. Se le critica la ausencia de obras, la paralización de muchas más que dejó el ex alcalde Castañeda y del cual ya nos ocupamos en una entrada anterior (léase: EL DISCURSO DEL MUDO).
Soy un ferviente defensor de todos los mecanismos de participación ciudadana, y estoy convencido de que mientras más participe la gente, más democrática será nuestra sociedad. La revocatoria es una mecanismo legal de dicha participación, pero cuando se presta a fines oscuros, se tergiversa su utilidad e importancia. La pregunta válida es ¿Qué queremos revocar? a la persona? o a la forma en que se ejerce el gobierno municipal?.
Después de cerca de 10 años de un gobierno municipal oscuro y nada transparente de Luis Castañeda, aparece la Sr. Villarán con una visión de apertura y claridad en las cuentas municipales, las mismas que recibió con graves problemas (por tal motivo, la fiscalía ha aperturado un juicio al ex alcalde y solicita su arresto preventivo). Supongo que el proceso de cambio de gestión municipal no es de un día para otro, es necesaria y una obligación de todas las autoridades desterrar la absurda idea de "que robe, con tal que haga obras" que es, al parecer el caso del ex alcalde de Lima.
Es necesario una revocatoria de mentalidad, ya que si las personas siguen siendo las mismas, no habrá solución viable jamás, habrán reuniones, consejos, talleres, etc. por cumplir y adormecer la mentalidad del pueblo, pero en el fondo la raíz de la corrupción seguirá creciendo y luego será demasiado tarde para extirparla.
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