30 de marzo de 2011

EL OCTAVO: NO MENTIR

No sé si el señor Ollanta Humala es católico. Aparentemente no, si tomamos en consideración, con el respeto debido, sus antecedentes familiares, en los que ha tenido gran importancia el pensamiento marxista. Sin embargo, es posible que en el colegio o en otro lugar y circunstancia haya tenido la oportunidad de conocer los mandamientos de la ley de Dios, donde el octavo dice: “No levantar falsos testimonios ni mentir”.

Al margen de aspectos religiosos, todo hombre de honor –y el señor Humala se presume que lo tiene– cuida mucho de faltar a la verdad, pues si no lo hace se denigra. Nada puede disculpar a quien miente, sobre todo en una coyuntura tan seria como el propósito de alcanzar la más alta magistratura de la nación. Quien allí llega debe ser un paladín de valores éticos. Víctor Hugo decía por eso: “La mentira es lo absoluto del mal. Mentir poco no es posible; el que miente, miente en toda la extensión de la mentira…”.

El candidato Humala ha presentado oficialmente su plan de gobierno, el cual contiene una inocultable impronta velasquista, estatista y el deseo de cambiar la Constitución para seguir la huella de Hugo Chávez y Evo Morales. El señor Humala agita ahora ante el periodismo nacional una declaración pública en la que se compromete a respetar los TLC firmados por el Estado, la libertad de prensa, etc., etc. Ese papel, que suscribió en gesto teatral para luego salir apresuradamente sin aceptar preguntas, no tiene ningún valor frente a lo que oficialmente está escrito en su plan de gobierno. Para ejercer la Presidencia de la República, si la voluntad ciudadana lo permite, basta jurar el cumplimiento de la Constitución en todos sus extremos, como lo hicieron en su día el recordado presidente Fernando Belaunde, Alan García, Valentín Paniagua y Alejandro Toledo.

Humala dice en su declaración ya mencionada que no buscará la reelección. ¿Hacía falta esa promesa? Simplemente bastaba decir que respetará la Constitución y, si fuera necesario hacerle alguna enmienda –que no sea la perversa y dictatorial de la reelección–, la Carta tiene los mecanismos legales para llevarla a cabo sin causar zozobras económicas ni crispación política que tanto daño causan a nuestro país.

Solo a guisa de ejemplo diremos que varios de los candidatos al Congreso por Lima, en la lista del señor Humala, tienen una muy antigua y activa ejecutoria marxista. Incluso, cuando alguno de ellos integró la Cámara de Diputados entre 1980 y 1985, rompió más de una lanza en defensa del delincuente asesino Abimael Guzmán y se rasgó las vestiduras ante los “atropellos y barbarie” de las fuerzas del orden. ¿Acaso han cambiado su modo de pensar esos candidatos? ¿No le pedirán al señor Humala que siga la línea “correcta”, es decir, la marxista, que ahora pretende maquillar con sus promesas absolutamente oportunistas y mendaces?.

Han pasado 30 años desde que el presidente Belaunde restableció la democracia en el país. Somos una nación donde abundan los jóvenes. Ellos, por obvias razones, no vivieron o no recuerdan el oprobio del velasquismo, que pretende revivir solapadamente Humala. Con él volvería el sectarismo de ese engendro que se llamó Sinamos y otras entidades de su misma clase donde se conculcó la libertad de los peruanos. Volvería igualmente la negra etapa de la falta de libertad de prensa. En su plan de gobierno Humala dice, respecto a los medios de comunicación, que haría lo siguiente: “Elaboración de una ley de comunicaciones audiovisuales que establezca un reparto equitativo y plural de los medios entre distintas formas de propiedad [privada, pública y social]… Esta ley constituirá el mecanismo de regulación a la expansión de las corporaciones que operan distintos tipos de medios”. ¿Cómo se manipulará, a la postre, esta sinuosa propuesta? Solo los asesores marxistas de Humala lo saben, pero la ciudadanía democrática lo intuye: la mordaza.

Dentro de dos años se conmemorará el centenario de la muerte de don Nicolás de Piérola, pero sus palabras siguen teniendo plena vigencia: “Lo que importa conocer de otro, especialmente si es hombre público, no es lo que dice ser su doctrina, y cómo habla, sino cómo obra. El que no conforma sus obras con sus palabras es un falsario, de quien es preciso temerlo todo”.

28 de marzo de 2011

LA CASA DE AREQUIPA


La casa en que nací, en el número 101 del Boulevard Parra, en Arequipa, el 28 de marzo de 1936, no tiene ninguna distinción arquitectónica particular, salvo la vejez, que sobrelleva con dignidad y que le da ahora cierta apariencia respetable. Es una casa republicana, de principios del siglo veinte.

Había oído en la familia que desde su lado este se tenía una magnífica vista de los tres volcanes tutelares de mi ciudad natal, pero ahora ya no se ven los tres, solo dos, el Misti y el Chachani, que lucen esta mañana soberbios y enhiestos bajo el sol radiante. En los 75 años transcurridos desde que vine al mundo han surgido edificios y construcciones que ocultan casi enteramente al tercero, el Pichu Pichu. Otro mérito de esta casona es haber resistido los abundantes temblores y terremotos que han sacudido a Arequipa, tierra volcánica, si las hay, desde entonces.

Consta de dos pisos y desde su terraza trasera se divisa una buena parte de la sosegada campiña arequipeña, con sus pequeños huertos y chacras. Su jardín delantero está completamente muerto, pero las lindas baldosas modernistas de la entrada brillan todavía. La familia Llosa alquilaba el segundo piso a los dueños, la familia Vinelli, que vivía en la planta de abajo. La primera vez que yo pude entrar y conocer por dentro la casa donde nací y pasé mi primer año de vida fue a mediados de los años sesenta. Entonces vivía allí, solo, un señor Vinelli, afable viejecito que se acordaba de mi madre y mis abuelos, y que me enseñó el cuarto donde mi madre estuvo sufriendo lo indecible durante seis horas porque yo, por lo visto, con un emperramiento tenaz, me negaba a entrar en este mundo. La comadrona, una inglesa evangelista llamada Miss Pitzer, después de esta batalla tuvo todavía ánimos para ayudar a dar a luz a la madre de Carlos Meneses, que es ahora director del diario “El Pueblo” de Arequipa.

Como solo viví un año aquí, no tengo recuerdo personal alguno de la casa del Boulevard Parra. Pero sí muchos heredados. Crecí en Cochabamba, Bolivia, oyendo a mi madre, mis tíos y abuelos contar anécdotas de Arequipa, una ciudad que añoraban y querían con fervor místico, de modo que cuando vine por primera vez a la Ciudad Blanca –así llamada por sus hermosas iglesias, conventos y casas coloniales construidas con piedra sillar, que destella con la luminosidad de las mañanas–, yo tuve la sensación de conocerla al dedillo, porque sabía los nombres de sus barrios, de su río Chili, de sus volcanes y de esas barricadas de adoquines que levantaban los arequipeños cada vez que se alzaban en revolución (lo hacían con frecuencia).

Mis primeros recuerdos personales de Arequipa son de ese viaje, que tuvo lugar en 1940. Había un Congreso Eucarístico y mi mamá y mi abuela me trajeron consigo. Nos alojamos donde el tío Eduardo García, magistrado y solterón, que era reverenciado en la familia porque había estado en Roma y visto al Papa. Vivía solo, cuidado por su ama de llaves, la señora Inocencia, que puso bajo mis ojos, por primera vez, un chupe de camarones rojizo y candente, manjar supremo de la cocina arequipeña, que luego sería mi plato preferido. Pero esa primera vez, no. Me asustaron las retorcidas pinzas de esos crustáceos del río Majes y hasta parece que lloré. Del Congreso Eucarístico recuerdo que había mucha gente, rezos y cantos, y que un señor con corbata pajarita, en lo alto de una tribuna, discurseaba con ímpetu. Lo aplaudían y mi abuelita Carmen me instruyó: “Se llama Víctor Andrés Belaunde, es un gran hombre, y además nuestro pariente”. Estoy seguro de que en ese viaje ni mi madre ni mi abuela me mostraron la casa en que nací.

Porque la casa del Boulevard Parra traía a mi madre recuerdos siniestros, que solo muchos años después, cuando yo era un hombre lleno de canas y ella una viejecita, se animó a contarme. En esa casa se había casado, con un lindo vestido de novia, en un oratorio levantado bajo la escalera –lo atestigua la fotografía de los “Vargas Hermanos”, inevitables en todos los casamientos de la Arequipa de entonces–, con mi padre, un año antes de mi nacimiento, y de allí habían partido ambos hacia Lima, donde la pareja viviría. Se habían conocido en el aeropuerto de Tacna poco antes y mi madre se había enamorado como una loca de ese apuesto radiooperador que volaba en los aviones de la Panagra. Mis abuelos habían intentado demorar esa boda. Les parecía precipitada y rogaron a mi madre esperar un tiempo, conocer mejor a ese joven. Pero no hubo manera, porque a Dorita, cuando algo se le metía en la cabeza, nadie se lo sacaba de allí, ni siquiera cortándosela (rasgo que, creo, también le heredé).

El matrimonio fue un absoluto desastre, por los celos y el carácter violento de mi padre. Sin embargo, cuando mi madre quedó embarazada, el caballero pareció amansarse. Mi abuelita anunció que iría a Lima, a acompañar a su hija durante el parto. Mi padre propuso que más bien Dorita viajara a dar a luz a Arequipa, rodeada de su familia. Así se hizo. Desde el día en que se despidieron, el caballero no volvió a dar señales de vida, ni a responder las cartas y telegramas que mi madre le enviaba. Así fue como ella, mientras yo crecía en su vientre y pegaba las primeras pataditas, descubrió que había sido abandonada. “Fue un año atroz”, me confesó, con la voz que le temblaba. “Por la vergüenza que sentía. Durante el primer año de tu nacimiento no salí casi nunca de la casa del Boulevard Parra. Me parecía que la gente me señalaría con el dedo”. Había sido abandonada por un canalla y era ella la que se sentía avergonzada y culpable. Tiempos atroces, en efecto.

Todas las veces que he venido a Arequipa desde entonces y he pasado por el Boulevard Parra a echar un vistazo a la casa en que nací, he tratado de figurarme lo que debió ser la vida de esa muchacha veinteañera, con un hijo en brazos y sin marido, (cuando mis abuelos, a través de un abogado amigo, hicieron saber a mi padre que había tenido un hijo, él se apresuró a entablar una demanda de divorcio), autosecuestrada en esta vivienda por temor al qué dirán. Los abuelos debieron también sufrir mucho con lo ocurrido y pensar que aquello era una deshonra para la familia. Por eso, nadie me quita de la cabeza que la familia Llosa abandonó el terruño al que estaba tan aferrada y partió a Bolivia para poner una vasta geografía de por medio con aquella ‘tragedia’ de la pobre Dorita.

¿Lo consiguieron? ¿Fueron felices en Cochabamba? Yo creo que sí. Recuerdo mis años cochabambinos como un paraíso. En la gran casa de la calle Ladislao Cabrera, la vida de la tribu familiar parecía transcurrir con sosiego y alegría. Mi madre era joven y agraciada, pero nunca aceptó galanes, en apariencia porque, siendo tan católica, para ella no había más que un matrimonio, el de la Iglesia. Sin embargo, la razón profunda era que, pese a todo, seguía amando con toda su alma al caballero que la maltrató. Que diez años después de su ‘tragedia’ volviera a juntarse con él, así lo demostraría.

Pero esta mañana soleada y hermosísima no está para pensar en cosas tristes y truculentas. El cielo es de un azul impresionista y hasta el desvencijado caserón del Boulevard Parra parece contagiado del regocijo general. El alcalde de Arequipa acaba de decir unas cosas muy bonitas sobre mis libros y si mi madre hubiera estado aquí habría soltado algunos lagrimones. El burgomaestre recordó, también, todo el tiempo que han pasado aquí los Llosa, desde que llegó a esta tierra el primero de la estirpe, a comienzos del siglo dieciocho, don Juan de la Llosa y Llaguno, desde la remota Trucios, un enclave cántabro incrustado en Vasconia. Y por supuesto que mi madre se hubiera alegrado mucho de saber que esta casa que le traía tan malos recuerdos será, a partir de ahora, una institución cultural, donde los arequipeños vendrán a leer y a sumergirse en las fantasías literarias y a soñar con ellas y a vivirlas, como ella me enseñó a hacer para buscar la felicidad cuando todavía yo babeaba y mojaba las sábanas a la hora de dormir.

Por: Mario Vargas Llosa

25 de marzo de 2011

SIMILITUDES QUE PREOCUPAN

Del discurso prorrevolucionario, anticapitalista y confrontacional que exhibía como candidato presidencial en el 2006, Ollanta Humala ha pasado a un discurso moderado, conciliador y casi liberal en el 2011. Sin embargo, esa misma imagen “bipolar” del cual hacen mención algunos especialistas de márketing político guarda muchas similitudes con el entonces candidato presidencial del Movimiento V República, Hugo Chávez, antes de ser elegido jefe del Estado Venezolano en las elecciones de 1998. Un día antes de los comicios en su país, Chávez habló de respeto a la democracia, a la libertad de prensa y a las inversiones privadas, tal como lo hace ahora Humala. Lo que se vive en Venezuela dice todo lo contrario.

Empresa privada: “Si el temor es la estatización, digo con claridad que no estatizaremos nada y que vamos a respetar la propiedad privada” (Ollanta Humala, 26/12/10) .

“No, no vamos a nacionalizar nada. Incluso estamos dispuestos a darle mayores facilidades a los capitales privados transnacionales para que vengan a invertir en diversas áreas”. (Hugo Chávez, 5/12/1998, Univisión).

Elecciones: “No estamos de acuerdo con la reelección indefinida [...] No vamos a entregar el Perú a Chávez, no seguiremos su modelo”. (Ollanta Humala, 26/12/10)

“No habrá reelección… Estoy dispuesto a entregar el poder en cinco años [...] Si a los dos años resulto a un fiasco me voy”. (Hugo Chávez, 5/12/1998, Univisión).

Libertad de prensa: “Sin transparencia no puede haber democracia, y a la política le hace bien la labor fiscalizadora de los medios de comunicación. De nada vale presionarlos”. (Ollanta Humala, 18/03/11)

“Se respetará los medios de comunicación [...] Los demás canales deben seguir siendo propiedad privada”. (Hugo Chávez, 5/12/1998, Univisión).

“¡Ollanta, compadre, eche pa’lante y salve al Perú…!”
(Hugo Chávez, el 28 de abril del 2006, al confirmarse que Ollanta Humala y Alan García pasaron a la segunda vuelta electoral).

OLLANTA HUMALA NO HA CAMBIADO

El candidato Ollanta Humala intenta desde hace unas semanas acercarse al centro y mostrarse como un candidato más moderado, que no tiene reparos en dejar de lado su jean y polo blanco por un elegante terno y corbata, se reúne con empresarios y la Iglesia y transmite mensajes de tranquilidad.

Sin embargo, del análisis de su plan de gobierno difundido en la página web del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) se puede afirmar que Humala sigue pretendiendo un cambio total del sistema de gobierno que se ha aplicado en las últimas dos décadas en el Perú, por lo que la etiqueta de ‘candidato antisistema’ todavía describe sus intenciones.

La diferencia está en que en el 2006 exhibía con más vehemencia –en su discurso político– su propuesta de un cambio radical. Hoy ha moderado ese discurso, al menos para la tribuna electoral.

Esto no ocurre con su plan de gobierno 2011-2016 titulado “La gran transformación”. En el texto se vuelven a observar algunos de los ejes fundamentales de su discurso político radical del 2006.

Por ejemplo, parte de una satanización del modelo que, con algunas variantes, se aplica en el Perú desde hace 20 años.

Sin reconocer algún mérito a dicho modelo se señala que a su entender este ha generado mejores cifras pero no desarrollo. Es más, para el humalismo el Perú no ha mejorado sino que está peor. Su diagnóstico de la realidad nacional es más que pesimista.

En el 2006 el humalismo afirmaba: “El neoliberalismo ha provocado la desnacionalización salvaje de los recursos fundamentales del país y un deterioro casi irreversible del patrimonio natural y cultural que arruina el presente e hipoteca el futuro de todos los peruanos”. (Pág. 3)

El texto del plan del 2011 es similar pues afirma que el modelo que se aplica “acentúa la desigualdad social, depreda los recursos naturales violenta la legalidad y la democracia y no genera desarrollo”. (Pág. 7)

Luego de sustentar por qué en su opinión el modelo no funciona, plantea, al igual que el 2006 un cambio radical. Propone una economía nacional de mercado distinta al modelo de economía social de mercado(estipulado en el artículo 58 de la Constitución), que con distinto énfasis han aplicado los gobiernos sucesivos de Alberto Fujimori, Alejandro Toledo y Alan García.

Es por eso que Humala, al igual que en el 2006 plantea que para poder ejecutar “La gran transformación”– que advierte es de largo plazo sin precisar cuántos gobiernos requerirá para implementarla– es imprescindible un cambio constitucional.

Es ahí donde surgen conceptos que parecen extraídos del lenguaje marxista y velasquista de la década de los 70.

“El modelo neoliberal extremo y el Estado predatorio son hermanos mellizos alumbrados en el mismo parto. […] Para los pobres se entregan las migajas del banquete a través de un neopopulismo elemental: reducir la pobreza con dádivas”. (Pág. 31)

O también: “El Perú, como Estado democrático, requiere de un Estado soberano y autónomo –con respecto a las clases dominantes y a los poderes extranjeros– y al servicio de todos los peruanos. Ello requiere organizarlo sobre una vasta coalición democrática de los empresarios nacionales, las clases medias y las clases populares que le den sustento a la estabilidad”. (Pág. 24).

Como se observa, algunos de los recientemente visitados por el ‘nuevo Humala’– empresarios, exportadores, la Iglesia–son excluidos de esta suerte de “gran coalición” para la “gran transformación”.

LOAS A VELASCO
El plan también destaca la gestión del dictador Juan Velasco Alvarado (1968-1975) que instauró un Gobierno Revolucionario de las FF.AA.: “A través de profundas reformas estructurales, de las cuales la reforma agraria fue sin duda la más importante, el gobierno militar liquidó a la oligarquía y al gamonalismo, puso límites a la dominación norteamericana , organizó un bloque nacional-popular. Ofreció mejores condiciones de vida a las clases populares y reconoció a los indios y a los cholos”. (Pág. 31).

¿UN LOBO VESTIDO DE CORDERO?
Pero además de señalar que su plan del 2006 tiene los mismos ejes temáticos que el del 2011 –es el mismo Humala pero con saco y corbata–, se puede sostener que el líder nacionalista en su campaña electoral de cara al público está realizando afirmaciones que contradicen o suavizan lo que sustenta en su plan de gobierno.

Por ejemplo, ha asegurado que respetará los acuerdos firmados por el Estado. Sin embargo, de la lectura de sus propuestas no quedan dudas de que sus intenciones son otras. Afirma que la explotación de los recursos naturales del Perú “aprovechada generalmente por minorías económicas extranjeras no puede continuar”. (Pág. 32)

También se puede afirmar que el humalismo pretende regresar a un modelo estatista, a pesar de que ha sido negado por sus dirigentes con giros conceptuales que no convencen, puesto que plantean “la nacionalización de la actividades estratégicas” aunque hacen la salvedad que esto se hará “no necesariamente con estatizaciones”. (Pág. 79). El documento adelanta que la nueva Constitución “consagrará la participación empresarial del Estado en el sector energético y supeditará la libre disposición de los recursos energéticos a los intereses nacionales”. (Pág. 83)

Por último, advierten que el Perú “tendrá un Estado fuerte” (Pág.196), que, por ejemplo, “impedirá la reconcentración de tierras y la vuelta al latifundio”. (Pág. 127)

En realidad este es apenas un extracto de lo que puede significar la “Nueva República” que pretende instaurar Humala en el Perú. El plan de 198 páginas también postula renegociar los tratados de libre comercio, revisar todos los contratos de concesión de carreteras; renegociar contratos de explotación y exploración petrolera entre otras modificaciones de fondo para volver al Estado más fuerte. Y una última cita para cerrar: “Recuperaremos la infraestructura de Paita y Matarani de sus ilegales privatizaciones”. (Pág. 95).

Por: Cecilia Rosales Ferreyros

24 de marzo de 2011

FLOR DE LIZ

Ayer murió la mujer más bella del mundo. Y con ello, los medios de prensa abrieron una represa de adjetivos: luminosa, memorable, legendaria, incandescente, única. Como en pocos casos, hoy ningún superlativo resulta exagerado.

Su corazón no resistió. La mujer de la mirada violeta falleció tras una larga serie de dolencias que se ensañaron con un cuerpo antes perfectamente esculpido. La inmortalidad de su recuerdo nos devuelve ahora el perfecto retrato de una Elizabeth Taylor brillante en el escándalo social y la interpretación actoral, del objeto del deseo para la platea masculina de los años cincuenta y sesenta, y la diva de los modistos más renombrados. Fue, además, la maestra de varias generaciones de mujeres que aprendieron de su elegancia, su estilo y de su ejemplo para liberarse de los maridos aburridos.

¿Qué convierte a una actriz en leyenda? Los anglosajones acuñaron la frase “bigger than life” para hablar de aquellas estrellas extraordinarias cuya intensidad supera la sumatoria de una fotogénica imagen, una larga lista de películas importantes o una vida turbulenta y apasionada. Liz Taylor no necesitó morir joven para convertirse en un mito. Por el contrario, su poderosa influencia en la cultura popular radica en haber nacido casi a los ojos de su público, y proyectado su carrera a lo largo de la edad de oro del cine. Liz es la diosa que decidió envejecer al lado de nosotros, los mortales.

20 de marzo de 2011

EL HÁBITO NO HACE AL CANDIDATO

Leo con preocupación la manera en que el candidato del Partido Nacionalista, Ollanta Humala, crece en la intención de vota hasta llegar al tercer puesto en la encuesta publicada el día de hoy en El Comercio.

Y estoy preocupado porque estoy totalmente convencido de que un gobierno Nacionalista representaría la crisis económica peruana y la pérdida del sistema democrático como en Venezuela, Cuba, etc., países cuyos "presidentes" son grandes amigos del Comandante Humala.

Para estas elecciones presidenciales el Comandante Humala ha tratado de disfrazar, ante los incautos ojos de la mayor parte del electorado, sus tendencias dictatoriales y de izquierda radical que tanto mal le hacen a la izquierda peruana. Para muestra unos ejemplos:
  • En estas elecciones no se ha visto por ningún lado a su papá y a su santa madre (recordemos lo que decían hace 5 años sobre el Perú, los homosexuales, los corruptos, los chilenos, etc.: "muerte para todos"), el Comandante los ha escondido muy bien para que no hablen y le resten puntos. Pero con esos padres y con la formación familiar que recibió de estas personas intolerantes y xenofóbicas ¿podrá dirigir el destino de un pueblo cuyos límites, precisamente están con Chile?
  • Ha cambiado su típico polo rojo (que más lo acercaba con su posición izquierdista radical real) por el polito blanco, para dar la imagen de buena gente, demócrata y demás sazones que el pueblo le quiera agregar. Un candidato que reniega de su pasado político y cambia de manera hipócrita para quedar bien, como bueno ¿podría serle leal al Perú y cumplir las promesas que viene haciendo?
  • Ha cambiado hasta el nombre de su agrupación política ( el otrora Partido Nacionalista Peruano) que lo identificaba y aún lo identifica con sus propuestas políticas y económicas nacionalistas y estatistas que lo hicieron perder las elecciones pasadas; por la Alianza Gana Perú, que lo hace más moderno, no menciona nacionalizaciones ni estatizaciones (no le hace falta, ya que están en su plan de gobierno), cree que le pueblo es ignorante y olvidadizo (aunque lo de olvidadizo si lo creo, sino vean a García en Palacio y a Keiko Fujimori en segundo lugar). Un candidato que no tiene el mínimo reparo en cambiar de nombre a su agrupación política por cuestiones electorales, por cuestiones de quedar bien, de dar otra imagen ¿podrá mantener una política socio económica viable en el tiempo, o acatará los antojos de sus padrinos extranjeros?
  • Ha dejado en el olvido a su propio hermano (Antauro) y a los soldados que se alzaron en armas bajo sus órdenes, mientras él estaba cómodamente sentado en su oficina en Corea. La familia es sagrada, uno puede estar peleado con sus hermanos, pero cuando hay necesidad uno demuestra realmente su calidad de persona. Un candidato que no muestra el mínimo cariño por su hermano ¿podrá decir que ama al Perú?
  • Ha elaborado un plan de gobierno que recoge lo que se hizo en Venezuela, Bolivia, Cuba, etc. olvidando lo que el amauta José Carlos Mariátegui decía: "El Marxismo no es calco ni copia". Cada país tien sus propias caracteristicas y su propia realidad social, creer y sostener que si las mineras no pagan lo que se les pide (como el caso del gas en Bolivia) se les va a botar es tan absurdo como creer que Perú tiene más petroleo que Venezuela y puede hacer lo mismo que Chávez (que reniega, insulta y ladra contra el "Imperio yanqui" y sin embargo le vende petroleo). Un candidato presidencial ¿puede gobernar un país que cree es como otros, que no toma en cuenta la realidad social del Perú?
Punto aparte merecen los grandes intelectuales de la izquierda peruana, Sinesio López, Alberto Adrianzén, Nicolás Lynch, etc., que han decidio apoyar al Comandante Humala, personalemnte lo considero una decepción que tremendos intelectuales se hayan ido a arrimar a un árbol a punto de caer.

Confio en que el pueblo peruano recapacite en sus intenciones en estas últimas semanas, coincido plenamente en que las cosas tal como están, están mal y creo firmemente en que es urgente un cambio desde la estructura económica hasta la superestrutura social y política de nuesttro país, en eso coincido con el Partido Nacionalista, pero estoy totalmente convencido de que Ollanta Humala no es la persona idonea para esta labor y dudo que si gana las elecciones en el 2016 tengamos elecciones democráticas, para muestra un ejemplo de países que él apoya: Venezuela: Chávez 12 años en el poder, Cuba: Castro 50 años en el poder, Libia: Gadafi: 40 años en el poder, etc., etc. Por el bien del Perú esto no puede suceder.

18 de marzo de 2011

EL ESTERTOR DE VELASCO

Ollanta Humala se presenta ahora con una imagen y un discurso menos agresivos. Incluso reconoce que el país está creciendo, lo que, si hubiese lógica, implicaría una aceptación del modelo económico. Además, bien asesorado por especialistas brasileños, ha empezado a segmentar el mercado electoral y ofrece beneficios considerables a grupos específicos: una pensión de jubilación para todos los mayores que no la tengan, cunas para todos los bebes y niños, universalizar la educación inicial (aunque esto lo ofrecen todos), subir sueldos, etc. En lugar de reducir costos y trabas para que los informales se formalicen y contribuyan para acceder a seguridad social y pensiones, propone regalar la seguridad y las pensiones para que no tengan necesidad de formalizarse y mantener, así, a una clientela política permanente: dependientes en lugar de ciudadanos.

¿Cómo financiaría esa costosa distribución de beneficios y sueldos? Pues también lo ha dicho: subiendo considerablemente la carga tributaria a la minería. Ha precisado que el canon minero –que es el 50% del Impuesto a la Renta, es decir, 15 puntos– lo pagarán las empresas y no el Estado, lo que quiere decir que los 15 puntos se agregan a los 30. Estamos hablando, entonces, de un Impuesto a la Renta de 45% cuando menos. A esto se agrega un impuesto a las sobreganancias y nuevas regalías. Tranquilamente podríamos llegar, entonces, a una carga de 60%, sin considerar el 8% de las utilidades que va a los trabajadores. Es decir, una carga boliviana, que es lo que ha causado que las reservas de gas en ese país hayan caído a la cuarta parte. En buena cuenta, la receta perfecta para que no venga más inversión, más aun considerando que ya hoy, tal como estamos, la carga tributaria sobre la minería es mayor que en nuestros competidores como Chile y Australia, aun después de que estos han incrementado regalías. Tendríamos entonces, sí, más ingresos durante un tiempo para financiar beneficios a los informales y otros gastos sociales. Pero la fiesta duraría poco. Mataríamos a la gallina de los huevos de oro. Al retraerse la inversión, el gobierno nacionalista pasaría a la segunda etapa, señalada en el plan de gobierno: la nacionalización de los sectores estratégicos, signifique ello lo que signifique. Y acaso al círculo vicioso de las expropiaciones, como en Venezuela. Y al cambio de la Constitución, para legalizar el cambio del modelo económico. De esa manera, habríamos echado por la borda la conquista más importante de la nación peruana en su historia republicana: un crecimiento acelerado y sostenido que no quema sino genera reservas, que no expulsa sino repatria capitales, y que reduce la pobreza de manera rápida. Sería el estertor de Velasco Alvarado.

Por: Jaime De Althaus Guarderas

12 de marzo de 2011

JAPÓN, PISCO Y LA PREVENCIÓN

El drama que vive Japón debe remecer la conciencia nacional: si en ese país –el mejor organizado para afrontar cataclismos– poco pudo preverse ante un sismo superior a los ocho grados, imaginemos lo que ocurriría en el Perú en situación equivalente.

El terremoto de Pisco (agosto del 2007) devastó zonas que, siendo para nosotros muy importantes, no representan sino una pequeñísima porción de lo impactado en el territorio nipón. Lo que ocurrió entonces fue algo doloroso, pero simple: la fuerza de la naturaleza arrasó ciudades y pueblos estructuralmente mal planteados desde sus cimientos.

Las construcciones se emplazaron sobre arena desértica, se construyó sin respetar mínimas consideraciones técnicas, se invadió el lecho de ríos a sabiendas de que era suicida y no se implementaron realmente los programas de prevención, mitigación y reacción ante desastres.

El Sistema de Defensa Civil no tiene auténtica capacidad para administrar crisis complejas. Con desprecio por los ciudadanos, el Estado sigue abordando esto con displicencia, a sabiendas de que el Perú se ubica en el cinturón sísmico del Pacífico.

Sabemos por las lecciones de la historia que tarde o temprano gran parte del territorio nacional terminará afectado por los desastres naturales. Culturas y hasta civilizaciones, como la Mochica y Caral, respectivamente, desaparecieron por fenómenos de El Niño, cataclismos y otras situaciones de terrible envergadura. No obstante, ese cúmulo de advertencias no sirvió para nada cuando grandes terremotos arrasaron, por ejemplo, Huaraz (1970, más de 70 mil muertos) y Lima (1746), entre otros lugares claves para la peruanidad.

Hoy, solo para ejemplarizar la lenidad culposa e inexcusable de nuestras autoridades, baste comprobar el estado miserable de las unidades de bomberos en Lima, donde se empieza a construir rascacielos, la ausencia de sistemas hidráulicos para sofocar incendios mayores, la inopia de hospitales y centros de salud, la inexistencia de refugios subterráneos y la precariedad de almacenes y reservorios de comestibles y agua potable para emergencias.

Está demostrado que el incanato tenía un diseño eficiente para prevenir la hambruna en el Ande. Ahora ni siquiera tenemos suficientes transportes para momentos de crisis, como helicópteros, buques y maquinaria de remoción de escombros.

Respecto del terremoto en Pisco, hay muchas cosas que no se han contado. Por ejemplo, si no hubiese existido un aeropuerto y facilidades portuarias, miles de compatriotas hubiesen muerto por falta de agua. Allí las vidas se salvaron solo por el tesón de nuestras FF.AA. y policiales que hicieron calladamente mucho más de lo que les reconocen el Gobierno y la prensa.

El problema que en cualquier momento tendremos que afrontar es, no obstante, más complejo de lo hasta aquí reseñado. En Lima, en esta época de ‘boom’ de construcción de edificios multifamiliares, ¿hay siquiera respeto real por las normas de construcción antisísmica? ¿Se guardan los retiros, el espacio para vehículos de emergencia, el emplazamiento de las tomas de agua y los espacios libres para reunión de víctimas? Se especula con los precios inmobiliarios, ¿pero alguien certifica la calidad sísmica de los terrenos ubicados en zonas como el acantilado limeño?

Lo preocupante no es solo la mortandad que un terremoto superior a los 7 grados podría causar. A falta de prevención y supervisión de los nuevos desarrollos, es evidente que si se dañaran edificaciones que ahora se construyen muchas veces sobre bases inciertas, el perjuicio económico y financiero para el país sería durísimo. En el caso chileno únicamente la reconstrucción tras el terremoto del 2010 está costando unos 30 mil millones de dólares.

En Pisco se botó dinero al repartirlo entre las víctimas, en vez de organizar una reconstrucción planificada. Se convocó al sector privado a un directorio que abortó por la intrusión maliciosa de congresistas, gobernantes regionales y municipales. En consecuencia, sí se ha reconstruido, ¿pero sobre qué bases? ¿Sobre los mismos sitios que ya fueron impactados por las ondas sísmicas? ¿Quién garantiza lo hecho?

En plena campaña electoral, salvo el oportunismo de última hora, ningún candidato a la presidencia o al Congreso ha presentado programas viables en el campo de defensa civil. Todos hablan de desarrollo, economía, salud, educación y hasta deporte. Pero nadie dice algo sobre eventos catastróficos que podrían costar la vida a centenares de miles de compatriotas, y causar una devastación peor que la de una guerra convencional.

Ahora, pues, es urgente que nuestras futuras autoridades demuestren en sus campañas que, por lo menos, tienen interés real en la prevención.

Por: Hugo Guerra

11 de marzo de 2011

LA SOCIOLOGÍA EN ÉMILE DURKHEIM

Con el fin de lograr que la sociología se alejara de la filosofía y de darle una identidad clara y particular, Durkheim afirmó que el objeto distintivo de la sociología debía ser el estudio de los hechos sociales. El concepto de hecho social tenía varios componentes, pero la idea de que los hechos sociales debían ser tratados como cosas era de crucial importancia para distinguir la sociología de la filosofía. Como cosas, los hechos sociales debían estudiarse empíricamente, no filosóficamente.

Para distinguir la sociología de la psicología, Durkheim afirmó que los hechos sociales eran externos y coercitivos para el actor. Sabemos que un hecho social es una cosa y que es externo y coercitivo, pero ¿qué más sabemos de un hecho social?, en realidad, Durkheim distinguía entre 2 grandes tipos de hechos sociales: los materiales y los inmateriales. Los hechos sociales materiales son los más claros de ambos tipos, porque son entidades reales y materiales, pero sólo adquieren una importancia menor en la obra de Durkheim.

Pero el grueso de la obra de Durkheim, y el núcleo de su sociología es el estudio de los hechos sociales inmateriales. Lo que para los sociólogos son hoy en día las normas y los valores, o en términos más generales, la cultura, son ejemplos adecuados de lo que Durkheim quería decir con hechos sociales inmateriales.

Mientras los hechos sociales materiales son claramente externos y coercitivos, los hechos sociales inmateriales no están tan definidos. Al menos en cierta medida residen en la mente del actor. La mejor manera de conceptualizar los hechos sociales inmateriales es pensar en ellos como externos y coercitivos respecto de los hechos psicológicos.

Los hechos sociales desempeñan un papel central en la sociología de Durkheim. Una manera útil de extraer los hechos sociales más importantes de su obra, y de analizar sus pensamientos sobre las relaciones entre estos fenómenos, es comenzar con los esfuerzos de Durkheim por organizarlos en distintos niveles de la realidad social. Durkheim comenzó por el nivel de los hechos sociales materiales, no porque fuera el nivel más importante para él, sino porque sus elementos suelen tener prioridad causal en su teorización, pues influyen en los hechos sociales inmateriales, la verdadera preocupación de su obra.

Durkheim basó su análisis en la División del trabajo social en su concepción de 2 tipos ideales de sociedad. El tipo más primitivo, caracterizado por la solidaridad mecánica, presenta una estructura social indiferenciada, con poca o ninguna división del trabajo. El tipo más moderno, caracterizado por la solidaridad orgánica, presenta una mayor y más refinada división del trabajo.

Para Durkheim, la división del trabajo en la sociedad es un hecho social material que indica el grado en que las tareas o las responsabilidades se han especializado. La gente en las sociedades primitivas tiende a ocupar posiciones muy generales en las que realiza una amplia variedad de tareas y mantiene un gran número de responsabilidades.

Los cambios en la división del trabajo han tenido enormes implicaciones para la estructura de la sociedad, y alguna de las más importantes se reflejan en las diferencias entre 2 tipos de solidaridad: mecánica y orgánica. Su interés al abordar la cuestión de la solidaridad era descubrir lo que mantenía unida a la sociedad. Una sociedad caracterizada por la solidaridad mecánica se mantiene unificada debido a que la totalidad de sus miembros tienen aptitudes y conocimientos similares. La unión de las personas se debe a que todos están implicados en la realización de actividades parecidas y tienen responsabilidades semejantes. Por el contrario, una sociedad caracterizada por la solidaridad orgánica se mantiene unida debido a las diferencias entre las personas, debido al hecho de que tienen diferentes tareas y responsabilidades. Toda vez que cada persona realiza en la sociedad moderna una gran gama de tareas relativamente pequeña, necesita a otras muchas para poder vivir.

Hay que mencionar la última diferencia entre la solidaridad orgánica y la mecánica. Como las personas que forman las sociedades caracterizadas por la solidaridad mecánica suelen parecerse en lo tocante a las tareas que realizan, hay mayores probabilidades de que compitan entre sí. Por el contrario, en las sociedades caracterizadas por la solidaridad orgánica la diferenciación facilita la cooperación entre las personas y permite que puedan apoyarse en una misma base de recursos.

Otro hecho social material estrechamente relacionado con la división del trabajo era el factor causal más importante en la teoría durkheimiana de la transición de la solidaridad mecánica a la solidaridad orgánica: la densidad dinámica. Este concepto hace referencia a la cantidad de personas de una sociedad y al grado de interacción que se produce entre ellas. Un aumento de la cantidad de personas más un aumento de su interacción conduce a la transición de la solidaridad mecánica a la orgánica, dado que, si se producen simultáneamente, provocan un aumento de la competencia por los recursos escasos y una lucha más intensa por la supervivencia entre los diversos componentes paralelos y similares de la sociedad primitiva.

Aunque a Durkheim le interesaba explicar el modo en que la división del trabajo y la densidad dinámica producían tipos diferentes de solidaridad social, mostró especial preocupación por el efecto que tenían estos cambios materiales en los hechos inmateriales y su naturaleza, tanto en las sociedades unidas mecánicamente como orgánicamente. Para estudiar los hechos sociales inmateriales de una manera científica, el sociólogo debe buscar y examinar los hechos sociales materiales que reflejan la naturaleza de los hechos inmateriales y sus cambios. Esa función la cumple el derecho y sus distintas formas en distintas sociedades.

Durkheim afirmaba que una sociedad que presenta solidaridad mecánica esta caracterizada por un derecho represivo. Como las personas son muy similares en este tipo de sociedad, y como la totalidad de sus miembros suelen creer profundamente en una moralidad común, cualquier ofensa contra sus sistema de valores compartido, suele ser de la mayor importancia para la mayoría de las personas se siente ofendida y cree profundamente en su moralidad común, el trasgresor suele ser severamente castigado si comete una acción considerada como una ofensa contra el sistema moral colectivo.

Por el contrario, una sociedad con solidaridad orgánica se caracteriza por su derecho restitutivo, en lugar de ser duramente castigados por la más mínima ofensa contra la moralidad colectiva, a los individuos se les suele pedir en este tipo de sociedad más moderna, tan solo que cumplan con la ley o que recompensen –restituyan- a los que han resultado perjudicados por sus acciones.

El concepto de anomia revela claramente su preocupación por los problemas derivados del debilitamiento de la moralidad común. Los individuos se enfrentan a la anomia cuando la moral no les constriñe lo suficiente, es decir, cuando carecen de un concepto claro de lo que es una conducta apropiada y aceptable, y de lo que no lo es.

Par nuestro pensador, la “patología” central de las sociedades modernas es la división anómica del trabajo. Al considerar la anomia como una patología, expresaba su creencia en que los problemas del mundo moderno podían “remediarse”.

El conjunto de creencias y sentimientos comunes al término medio de los miembros de una misma sociedad, forma un sistema determinado que tiene vida propia, es lo que Durkheim llamó conciencia colectiva o común; es, pues algo completamente distinto a las conciencias particulares.

Es evidente que cuando Durkheim hablaba del “conjunto” de creencias y sentimiento comunes, hacia referencia a la conciencia colectiva de una sociedad dada y la concebía claramente como un sistema cultural independiente.

La conciencia colectiva es mucho menos importante en una sociedad con solidaridad orgánica que en otra con solidaridad mecánica.

Anthony Giddens realizó un esfuerzo valioso al señalar que la conciencia colectiva en los 2 tipos de sociedad difiere en 4 dimensiones: volumen, intensidad, rigidez y contenido. El volumen se refiere a la cantidad de gente que comparte una misma conciencia colectiva; la intensidad, al grado en que la sienten; la rigidez, a su nivel de definición; y el contenido, a la forma que adopta la conciencia colectiva en los dos tipos polares de sociedad.

El concepto de anomia fue tratado por Durkheim en La división social del trabajo, dentro de su preocupación por la vida moral de la sociedad, pero su formulación y uso más claro en el análisis sociológico se encuentra en su obra posterior, El Suicidio.

En ella consideró a la anomia como una situación social en la cual dejan de regir las normas, los individuos dejan de comportarse de acuerdo con ellas, en todo caso, como una anomalía social asociada a una división anómica del trabajo. En las elaboraciones posteriores de la anomia, el concepto se utilizó para analizar diversas formas de conductas desviadas (respecto a ciertas normas) en el nivel individual. La anomia es, así, un estado de confusión, de desorden, de desorientación del individuo.

En El Suicidio, Durkheim aplicó el concepto de anomia, en el nivel social, a la explicación de un fenómeno tan individual como el suicidio, fenómeno en el cual distinguió 4 tipos. EL suicidio egoísta suele darse en sociedades o grupos en los cuales se encuentran personas que no están totalmente integradas a la sociedad global; el individuo se siente patológicamente libre de hacer lo que desee (como quitarse la vida). En el suicidio altruista sucede todo lo contrario: aquí los individuos tienen la esperanza y la creencia profunda de que tendrán una vida especial después de la muerte (como ha sucedido en el caso de suicidios colectivos de los miembros de algunas sectas religiosas).

El suicidio anómico es el principal para nuestro autor. Se produce cuando el individuo se siente desligado de las fuerzas reguladoras de la sociedad o de las normas del grupo social al que pertenece. La sociedad deja de ejercer sus poder de regulación de las conductas, como cuando, por ejemplo, se produce una crisis económica, pero también en periodos de abundancia económica, o, de manera más cercana, cuando una persona pierde su empleo y por eso se siente desorientada, incapaz de sentir el efecto normativo, regulador, de la empresa a la cual pertenecía. En situaciones como ésas, dentro de la sociedad aumentan las corrientes sociales anómicas que, al penetrar en los individuos, los llevan al suicidio.

El cuarto tipo de suicidio es el denominado fatalista, el cual se presenta cuando la situación es la opuesta a la que corresponde al suicidio anómico, es decir, cuando existe una regulación social excesiva de la vida individual. La persona se siente atrapada por esa disciplina, que es sentida como una opresión, y quiere desprenderse de ella. Durkheim da como ejemplo la vida del esclavo.

6 de marzo de 2011

DE CANDIDATOS Y "PITUFOS"


La presentación que esta semana hicieron los once candidatos presidenciales en la sede de El Comercio ratifica que, efectivamente, solo cinco tienen posibilidad real de acceder al gobierno, mientras el resto son, simplemente, ‘pitufos’. Y que conste que el adjetivo no es nuestro.

La cuestión no es solo de popularidad o falta de acceso a los medios de comunicación. A juzgar por las intervenciones –que no decantaron en debate– únicamente Alejandro Toledo, Luis Castañeda, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori, tienen la preparación necesaria para pretender el sillón presidencial.

Así, los dos punteros merecen ser destacados independientemente de las tan injustamente vapuleadas encuestas; las cuales, dicho sea de paso, están siendo objeto de una peligrosa campaña psicosocial de desprestigio.

El ex presidente Toledo claramente tiene planteamientos orgánicos, coherentes y que reflejan la solidez que le da la experiencia gubernamental. Puede discreparse con algunos de sus enfoques, como el de la defensa nacional, pero eso no justifica que se le sigan lanzando ataques malditos como el de los supuestos consumos de whisky durante su paso por palacio. No pudieron bajarlo con la manipulación sobre el consumo de drogas, y ahora quieren presentarlo como banal. Pero eso no dará resultado porque caricaturas tan burdas son, a la postre, un búmeran que revertirá en mayor popularidad del victimizado.

Luego, el ex alcalde Castañeda, probablemente pasará a la segunda vuelta por ser otro político experimentado, con propuestas bien articuladas y vasta obra ejecutada. Pero para contrarrestar su creciente arraigo entre los votantes, caído el Caso Comunicore por falta de sustento legal que lo involucre directamente, ahora se lanza la “denuncia” manipuladora de los pagos a la supervisión internacional de contratos. Eso, hasta el momento, tampoco tiene base legal y solo se sostiene por el escandalete mediático.

Keiko Fujimori, a su turno, sigue en el papel de quien no quiere confrontar a nadie. Sin embargo, tiene el reto de librarse de esa mafia que no excluyó a su padre y que ahora lanza amenazas desde la cárcel, vía Vladimiro Montesinos. ¿Qué podría revelar el siniestro ex asesor si, efectivamente, perdiera la supuesta “lealtad” con el autócrata y contara todo lo que realmente conoce? Un escenario interesante, pero de pánico.

Entre tanto, el comandante Humala, guste o choque su propuesta nacionalista con elementos socializantes, tiene bien ganado un cuarto lugar. Está haciendo una notable campaña electoral en su ámbito de influencia directa y ha aprendido a superar esas contradicciones y poses extremistas que asustaron al país hace cinco años. Por ello, aunque seguramente no triunfará, tiene todo el derecho de ser un referente de la oposición de izquierda democrática en el Perú.

PPK, a su turno, siendo un economista de nivel superior y una esperanza de cambio político, poco a poco va calando en la simpatía popular.

Pero atentan contra él dos factores combatibles: externamente, la anticampaña maliciosa que lo presenta como “bueno, pero titular del voto perdido”. Y, en lo interno, esa sobreactuación populachera que lo ha llevado a hacer el ridículo en la televisión farandulera. El pueblo será modesto pero tiene clase y no necesita ese tipo de circo, cosa que muchos políticos no entienden.

El caso del embajador Manuel Rodríguez Cuadros es especialmente difícil, porque su incursión en la política hace presagiar la pérdida de un estupendo diplomático y el advenimiento de un candidato frustrado.
Algo similar ocurre con el decano del Colegio de Abogados de Lima, José Ñique de la Puente, quien mejor debió quedar como lo que es, un jurista destacado.

En cuanto a Rafael Belaunde es una lástima que el hijo del gran presidente, don Fernando Belaunde Terry, no esté en Acción Popular; el partido que, por su propuesta renovadora y peruanista, ilusionó a tres generaciones aunque ahora tiene pendiente la tarea de la unidad.

Respecto a los otros candidatos, en realidad sus intervenciones y campañas son irrelevantes. En la cita de El Comercio demostraron carecer de la necesaria articulación programática.

Por lo demás es una pérdida para el país que el Apra no tenga la representación que merece en su condición de auténtico partido nacional. Si se hubiese designado como candidato a alguien leal a sus principios como Mauricio Mulder, hoy las expectativas apristas serían muy diferentes.

Como peruanos que queremos profundizar el sistema democrático esperamos que en el restante mes de campaña los postulantes cumplan con exponer más detalladamente sus programas, para que el voto sea razonado y no solo emocional.

Por: Hugo Guerra

1 de marzo de 2011

ENTREVISTA A HENRY PEASE

El siempre polémico sociólogo y politólogo, hace un análisis de la campaña electoral y su visión personal d ela misma. Los dejo con la entrevista completa realizada por Mariella Balbi, para el diario El Comercio.

Luego de un paréntesis de cinco años, el ex presidente del Congreso intenta el retorno al Parlamento. Pone las manos al fuego por Toledo

¿El próximo Congreso será uno fragmentado?
Más o menos fragmentado. Será menos que este si de entrada logramos algunos cambios…

¿Frente al transfuguismo?
Ese es uno de los cambios. Para ello propongo un pacto ético previo a las elecciones, así no habrá cambios en el camino y podremos aprobar una ley el primer día. El transfuguismo ha sido uno de los elementos que han llevado a que este Congreso sea uno de los más corruptos y mediocres de nuestra historia. El pacto de Alan García y el fujimorato se ha basado en vientres de alquiler y, en nombre de la inmunidad, la impunidad ha campeado en el Congreso. Para el tránsfuga yo propongo la vacancia automática, no una norma que enjuicie y castigue. Porque si rompes el vínculo con el partido que te llevó, también estás rompiendo tu elección.

¿En esta campaña electoral se están vendiendo los cupos parlamentarios?
Eso se dice. Mi percepción es que ocurre en varias listas.

¿En la de Perú Posible?
No. No me han pedido un centavo. Nos dijeron que aportáramos lo que podíamos.

¿Y en la de Solidaridad Nacional?
Tengo alguna información en ese sentido, la prensa también lo ha informado; parece que se ha vendido un puesto. Luego el señor Roger Amuruz aparece renunciando por razones personales. Todo bien raro. Pero no sé exactamente qué ha pasado.

¿El fujimorismo también ha vendido curules en su opinión?
Han salido denuncias de todo tipo al respecto. Lo más escandaloso de todo es que Keiko Fujimori reconoce que recibió dinero de un ‘narco’ en el 2006 y encima dice que no lo declaró porque se lo regalaron a ella. La ley señala claramente que un candidato no puede recibir regalos, sino dinero donado con un registro. Por eso creo que Keiko debería estar prohibida de postular…

Alan García también recibió en el 2006 dinero de una familia vinculada al narcotráfico. No debería ser presidente…
Por supuesto que no. Por haber devuelto la plata no queda limpio. Se está forjando un pacto infame, que comenzó con la alianza del Apra con el fujimorismo en el Congreso, un partido liderado por un corrupto. Son dos de las patas fundamentales de esa alianza, que en mi opinión trata de levantar a Castañeda más que a Keiko, pero que los une a los dos. Tanto los une que, a pesar de ser competidores de esta campaña, no se tocan entre ellos.

¿Cuál es el pecado de buscar los aliados que quieran?
El pecado es la alianza entre la corrupción y Castañeda. Segundo, la alianza de Castañeda con quienes lo atacaron con vileza en la época de Fujimori, Montesinos. Vemos que este pacto infame está llevando a que se continúe con la corrupción. Quiero estar en el Congreso, entre otros motivos, porque el actual ha puesto candado a todos los mecanismos constitucionales de control político. Ha cerrado todas las medidas de transparencia que dimos para el propio Congreso.

Usted denunció que no se publicaba información del Congreso y le han dicho que todo está en la web.
¿Pero cuándo? Las votaciones deben aparecer en tiempo real. Las actas tienen que publicarse a la semana de producida la sesión. No se publican las actas de la mesa directiva. Y las del consejo directivo tienen muchas omisiones porque se pasa a sesión secreta. Con Anel Townsend dimos la ley de transparencia ciudadana, ahí se dice que todo debe publicarse. La corrupción está centrada en el narcotráfico; si no nos curamos en salud, terminaremos como México. Se quiso vincular a Toledo con el narcotráfico, pero no tienen ningún asidero. Quieren asociarlo también con el consumo de drogas. Yo he ido durante cinco años a Palacio de Gobierno y nunca lo he visto tomado o con droga.

¿Pone las manos al fuego por Toledo?
Absolutamente y no solo por él, sino también por Javier Reátegui, a quien conozco desde hace 60 años; es gente honorable por donde los mires. Castañeda hace guerra sucia, están circulando volantes que buscan relacionar a Toledo con las drogas. Hacen esto porque están desesperados por mantener la alianza de poder: el Apra, el fujimorismo y Castañeda. En los cables de Wikileaks de Keiko, ella dice que pacta con el Apra para que no juzguen a Cecilia Chacón y a Carlos Raffo y los fujimoristas impiden que se sancionen los hechos de Bagua, que BTR no sea investigado. Son concesiones políticas corruptas. Inclusive se crea una bancada a la que se llama Comunicore. Es inaudito. Puede ser que Castañeda no estuviera al tanto al inicio de este caso, pero ante tantas denuncias no hizo nada. Así será su comportamiento si llegara al gobierno, sin ninguna transparencia. La ciudadanía tiene que saber que si quiere continuar con un Congreso corrupto, que ganen ellos.

¿Qué hechos le indican que hay un pacto entre el fujimorismo, el aprismo y el ‘castañedismo’?
¿Le parece poco la bancada Comunicore? Castañeda tiene al presidente de la Comisión de Fiscalización de candidato, así logró que el tema no se tratase. La alianza corrupta se basa en una continuidad. Durante los cinco años, en cada mesa directiva ha habido un vicepresidente del fujimorato. Además en tres de los períodos ha habido un vientre de alquiler en la mesa. Buscan que se quiebre una bancada, le permiten ser una, teniendo tres congresistas, sin haber sido elegidos así, y le crean cualquier comisión.

¿No es una manera de lograr mayoría?
No es indispensable tener mayoría para gobernar en el Perú. La política económica y las sectoriales las define el Ejecutivo. La mayoría actual permitió que no se sancionen los hechos de Bagua, BTR. El Congreso no actúa, solo la prensa. Hay que variar la frase: “Solo el escándalo salvará al Perú”. Cofopri cayó por la prensa, BTR también.

El Congreso del 2001-2006 estaba también desprestigiado…
Perdóname, ¿dónde está el ‘comepollo’ de esa época?…

Había un violador, Torres Ccalla…
Terminó preso inmediatamente y fue destituido. Este Congreso ha mostrado todo tipo de trapacerías. El Apra se ha unido con la gente que expresa la mayor corrupción del siglo XX y ha fabricado vientres de alquiler.

¿Por qué este Congreso sería mejor?
Porque veo que hay mejor gente.

¿Qué le parece la lista parlamentaria de Castañeda?
Creo que ha recogido demasiadas sobras, y ese es un grave error. Como la prensa sigue fiscalizando, cada día aparece un nuevo escándalo en la lista fujimorista y en otras.

¿Keiko Fujimori ha renovado el fujimorismo?
No lo creo, sinceramente. Tiene que rendir cuentas de cómo pagó sus estudios porque no era menor de edad y también sobre sus iniciativas, como la de postular para indultar a su padre, aunque luego lo haya corregido.

¿Observa la presencia de Montesinos en la campaña?
Fujimori y Montesinos son siameses. Él encarna los mismos defectos y la misma actitud corrupta de Fujimori y sus seguidores. Mañana le regalan a Keiko 100 mil dólares y ella alegremente dirá: sí, me los obsequiaron.

Para usted, hay un cargamontón de Keiko Fujimori y Castañeda contra Toledo.
Estoy convencido, y está orquestado por Alan García. Es el presidente que más ha participado en la campaña, insiste en que él puede impedir que salga elegida una persona que no le gusta. El primer logro de García es que Castañeda y Keiko no se toquen. Promueve más a Castañeda porque Keiko no tiene posibilidades en una segunda vuelta.

¿Cree que J.J. Rendón sigue asesorando a Castañeda?
Me parece que sí. De Rendón vienen las amenazas de Castañeda de que si Toledo no se corta el pelo para el examen antes del 1 de marzo queda vinculado al narcotráfico. Es una estupidez y un insulto.

¿Alejandro Toledo ha cambiado?
Creo que tiene una campaña más disciplinada. Pero no me toca juzgarlo a mí. Ya tiene bastantes detractores.

¿Alan García es corrupto para usted?
Eso se tendrá que ver después. El Perú necesita a gritos una institución de la Colonia: el juicio de residencia. García debería quedarse seis meses en el Perú para que se ventile en debate público cualquier acusación que haya sobre él.

¿De ganar las elecciones investigarán al gobierno saliente?
Todo gobierno entrante debe hacer eso. Pero creo que la prioridad del presidente y del Congreso es desaparecer los mecanismos que han convertido en corrupto al Congreso actual.

Al inicio mencionó su propuesta de eliminar el transfuguismo…
Está también el tema de la inmunidad parlamentaria. El denunciado debe elegir entre hacer uso de la inmunidad y no ser enjuiciado hasta el día siguiente en que acabe su mandato, pero en ese caso no puede ser candidato la siguiente vez; o permitir que lo enjuicien estando en función parlamentaria. Si el parlamentario llega con un proceso abierto, no se le consulta al Congreso, su juicio sigue.

¿Qué otra propuesta tiene para acabar con la corrupción en el Congreso?
Impedir las bancadas y los partidos bamba. Las primeras se inventan al margen del resultado electoral y se venden al mejor postor, su poder es ese. Así han llegado tres de ellos a ser vicepresidentes del Congreso en este período. Los partidos que no alcanzan a tener el número requerido para una bancada son un grupo mixto. Los partidos bamba ya sabe cuáles son. También hay que pensar en reformas de fondo y tener un Senado, la renovación por mitades. Yo no busco una generación de puros, sino que existan reglas éticas que gobiernen.

¿Ve posible que Ollanta Humala pase a la segunda vuelta?
No, y creo que se ha graduado de mentiroso. Quiere involucrar a Toledo en un asunto que no le compete. Rubén Vargas, que está en nuestro equipo, fue como asesor y a una invitación a almorzar.

¿Fernando Rospigliosi actuó bien al pedir a la Embajada de EE.UU. que impidiera el crecimiento de Humala?
Yo no haría nunca eso. Pero Rospigliosi es un provocador, es buen periodista pero no buen político. Lo que no se puede hacer es responsabilizar a Toledo.

¿Pedro Pablo Kuczynski es un buen candidato?
Presentarse como que él trabajaba 18 horas y que Toledo se dedicaba a sabe Dios qué es, además de desleal, una mentira. Toledo trabajaba mañana, tarde y noche y era quien gobernaba. PPK era ministro, no era quien gobernaba. Siempre ha sido un tipo alegre y flautista, ha tenido sus lindos ratos de ocio.

¿Pero fue un buen ministro de Economía?
Sí, cumplió su rol en su momento. Pero de ahí a querer presentarse como la mamá de Tarzán, no fastidies, pues. Por más que se bañe en Agua Dulce. No veo cómo pase la valla.

De ganar Toledo, algunos temen que se repita la inestabilidad política que se vivió cuando tuvo 7% de aprobación.
Esta provino del enorme peso que tuvo el Apra, que siempre ha sido particularmente eficiente para desestabilizar cuando ha sido oposición. En mi casa se eligió a Valentín Paniagua y se negoció la transición. No pudimos imaginar que meses después el Apra se tirara abajo la reforma constitucional. También quiso discutir en el Congreso la vacancia de Toledo. Ahora nuestra bancada será más disciplinada y sin tránsfugas. La aprista será más pequeña. Se pagaron errores de aprendizaje. El Apra está golpeada, no sé si pase la valla electoral.

¿Este régimen es tan corrupto como el primer gobierno aprista?
En términos del uso del Estado, desgraciadamente sí. No quiere una ley de la carrera pública. Se piensa que el Estado es un botín.

EL DISCURSO DEL MUDO

Ya se va acercando el gran día, detro de poco más de 40 días se realizarán las elecciones presidenciales y las encuestas, salen como pan caliente, subiendo, bajando o manteniendo a los candidatos.

Luis Castañeda, ex alcalde de Lima y mudo por vocación, se ha manifestado en contra de las encuestas que le dan un bajón en comparación al mes pasado y hoy lo ubican en el tercer puesto (17%), detrás de Alejandro Toledo (28%) y Keiko Fujimori (22%). esto ha obligado al mimico ex alacalde a salir a hacerse escuchar, porque según él tiene voz (me hace recordar un fragmento de la recientemente galardonada The King´s Speech) y nosotros debemos escuchar lo que no dijo en cerca de 8 años de gobierno local.

Castañeda ahora no cree en las encuestas que él mismo agradecia cuando se retiró de la municipalidad de Lima y que le daban un cerca de 70% de aprobacion municipal. ¿Qué hizo cambiar a Castañeda? ¿Por qué ahora critica a las encuestas que antes agradecía y felicitaba?.

Todos sabemos del apoyo del presidente Alan García a Castañeda hecho público por el propio mandatario, Castañeda salió a defender una encuestadora, la misma que es del partido de gobierno. Castañeda no debe apegarse mucho a García ya que un presidente con 26% de aprobación no le garantizará muchos votos que digamos. Aparte de eso recordemos la historia política del APRA y cómo se alió hasta con sus propios enemigos por interés; el caso más cercano el de Meche Araoz, excelente profesional, que cometió el error político de su vida al aceptar ser la candidata aprista.

Castañeda quiere hablar. Grita y bocifera en mítines, entrevistas radiales y televisivas. Quiere hacerse oir. Y nosotros queremos escucharlo, pero no de cualquier tema. Si quiere hablar que hable del caso COMUNICORE (¿dónde quedaron esos millones?), que hable del METROPOLITANO (¿por qué se demoró tanto y por qué costó más de lo previsto?), que hable de su paso por el IPSS (¿acaso no fue funcionario de Fujimori y Montesinos?), etc.

Dudo que un funcionario edil, como lo fue él, que en sus propias narices, sus propios gerentes municipales se llevaron millones de soles, pueda o deba ser presidente el Perú. ¡Qué harán sus minsitros, sin que el propio presidente se de cuenta!