1 de mayo de 2011

MENSAJE A LA HUMANIDAD

Juan Pablo II dejó un mensaje dirigido a todas las generaciones, familias, jóvenes, pueblos y a toda la humanidad. Sus pensamientos y anhelos quedaron escritos en los diferentes discursos que emergían cada vez que el Papa peregrino era adoptado por las distintas regiones del mundo a las cuales viajaba constantemente como Sumo Pontífice, cartas, homilías, encíclicas y testimonios.

En la antología “Juan Pablo II. Mensaje a todas las generaciones” (Lima, Jomm editores), la palabra de Karol Wojtyla ha sido recopilada y su mensaje, eternizado. Testigo de la II Guerra Mundial, vivió de cerca los malestares de la destrucción entre seres humanos y de la vida que nos rodea. La bomba atómica y el genocidio de Hiroshima y Nagasaki fueron repudiados durante su visita a ambas ciudades, en donde anunció: “Hiroshima y Nagasaki son las dos únicas ciudades del mundo que han experimentado de lo que es capaz el hombre puesto a destruir. Vengo aquí como peregrino de la paz”.

Por otro lado, reservó a la niñez, la familia, la juventud y los ancianos parte importante de sus mensajes en que exhorta al cuidado y atención especial a los niños y niñas, respeto a la vida de los ancianos y a su derecho a una muerte digna.

Respecto a la presencia de la mujer en el mundo, resalta la “igual dignidad y responsabilidad respecto al hombre”, acceso a las funciones públicas como a todas las profesiones; y, a su vez, exalta la función de María como presencia maternal y a la madre como el corazón del hogar.

En Estambul hizo un llamado de unidad a todas las religiones teniendo como premisa un común denominador: la fe en Dios.

Los anuncios del Papa estuvieron también al tanto de las nuevas épocas, del buen uso de la ciencia y la tecnología, de los medios de comunicación, la cultura y la libertad.

Sus mensajes son a la vez un cuidadoso llamado que advierte de los peligros que se convocan en el mundo actual. Así lo dejó escrito en el apartado “El nuevo reto de la historia”: “El reto que ahora acecha es la tentación de aceptar como libertad verdadera lo que es, en realidad, solo una forma nueva de esclavitud”.

Son las expresiones sinceras y propósitos de un hombre que cargó sobre sus hombros la esperanza y fe de miles de personas.

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