La pasada semana juramentó como flamante primer ministro de cultura el Dr. Juan Ossio, destacado antropólogo y docente universitario de gran calidad personal y profesional. Ossio tomó juramento luego al investigador y presidente de la Asociación Peruana de Gastronomía (Apega) Bernardo Roca Rey Miró Quesada como viceministro de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales. El dirigente amazónico César Sarasara, de la Confederación de Nacionalidades Amazónicas del Perú (Conap) es el flamante viceministro de Interculturalidad, pero no se le tomó juramento.
Visto este panorama, es necesario hacer algunas apreciaciones respecto al tema cultural en tiempos de globalización y el por qué este tema es de vital importancia para el progreso de los países en el siglo XXI.
Una preocupación actual para los sociólogos tanto como para antropólogos y seguramente otros especialistas afines, es la cuestión de entender la cultura y la intercultura desde los fundamentos epistemológicos contemporáneos.
Originalmente significó “agricultura”, más tarde “ennoblecimiento” en general, “cultivo”, “perfeccionamiento”. Conjunto de formas de vida, valores y condiciones de vida configuradas por la actividad humana en una población y en un espacio histórico y geográfico delimitado. Pertenecen a la cultura todas las configuraciones materiales del entorno que han sido transmitidas (por las generaciones precedentes) y se encuentran en proceso de desarrollo y transformación (construcciones, instrumentos, utensilios); el conocimiento y la utilización legitima de los procesos naturales sometidos a leyes, incluida la vida humana (ciencia y técnica); todas las ideas, valores, ideales, significados y símbolos; los métodos e instituciones de la vida social.
Los limites de una cultura con otra no son fáciles de determinar. La propia población puede contemplar de una forma distinta a cómo la consideran las otras culturas o a cómo es vista “objetivamente” por los científicos. Los puntos de partida esenciales para delimitar una cultura son la unidad de lengua, los conceptos morales, las costumbres cotidianas y las formas de estructura social. Con el desarrollo de “civilizaciones superiores” y de sus grandes y complejas articuladas en ámbitos parciales distintos, la determinación de los limites culturales y del sistema interno todavía es más difícil. La formación y diferenciación institucional de ámbitos culturales, o de subsistemas sociales con funciones especificas, como economía, derecho, política, arte, religión, educación, etc., ha privado de sentido científico a una sociología general de la cultura a favor de las correspondientes sociologías especiales.
Conceptos como cultura del trabajo, cultura de la pobreza, cultura de adultos, cultura juvenil y otras, expresan el pluralismo pero también el conflicto cultural dentro de los grandes espacios culturales.
Como consecuencia de la especialización en las orientaciones ideológicas, los valores y los intereses en la sociedad pluralista moderna, junto a las culturas dominantes diferenciadas en subsistemas (culturas mayoritarias) se han constituido numerosas subculturas y las llamadas contraculturas.
Los estados con culturas de distinta procedencia u orientación étnica o cultural muestran una sociedad multicultural. Este tipo de sociedad se amplía gracias al número cada vez mayor de migraciones internacionales.
Acudiendo al origen de la palabra, la misión del nuevo ministro es cultivar, sembrar las bases políticas, sociales y económicas para que el Ministerio de Cultura no se convierta en un monumento a la burocracia, sino un medio de desarrollo de las políticas culturales con respeto a las diferencias de las mismas en nuestro país...tarea difícil, pero no imposible.
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