TOLERANCIA: valor ideal fundamental y forma de conducta cada vez más importante para la convivencia mundial, según los cuales, más allá del propio entorno sociocultural, debe reconocerse y respetarse a los demás pueblos, culturas y naciones, así como ideologías, sistemas de valores, normas y estilos de vida.
Si algo más le debo agradecer a la profesión que tengo es que durante mis años de estudiante universitario he aprendido a ser tolerante, a entender, y respetar el hecho de que no todos piensan igual que yo, a que no todos han tenido la misma formación o han accedido a las mismas oportunidades que yo. La sociología no solo nos enseña a analizar la sociedad, sino a analizarnos a nosotros mismos dentro de la sociedad y a aprender comportamientos que conlleven a mejores relaciones sociales.
Esta entrada se debe a la noticia del fallecimiento del joven chileno Daniel Zamudio quien se encontraba en estado de coma tras ser agredido por un grupo de neonazis, que además marcaron esvásticas en su cuerpo y le arrancaron parte de una oreja, los mismos criminales manifestaron sin ningún tipo de remordimientos la forma en que le fracturaron las piernas y le arrojaron grandes piedras en la cabeza y el abdomen.
En nuestra vida diaria, obligatoriamente, vamos a encontrarnos con personas que no necesariamente son o piensan como nosotros; no creo que la solución sea comportarnos hipócritamente como si todos fueran nuestros amigos, esa no es la idea, la idea es respetarnos por el simple hecho de ser seres humanos y ese respeto significa no hacer o decir cosas que a otros puedan parecer ofensivos. Pienso y estoy convencido de que a este grupo de criminales chilenos no se les formó en su hogar de esta manera. Puedo comprender que algunas actitudes "homofóbicas" provengan de adultos o ancianos (ya que ellos fueron criados en otras épocas), pero me es inconcebible pensar que en pleno siglo XXI, jóvenes de esta generación tengan ideas absurdas de superioridad de reza, color de piel e incluso superioridad sexual y que aun se considere a la homosexualidad como una enfermedad.
Mi ejercicio profesional me ha enseñado a valorar las diferencias a comprender la importancia que todos tenemos en la sociedad; como dirían los estructuralistas: todos somos piezas importantes en esta máquina que es la sociedad ¿que sería si todos fuésemos iguales?, ¿que pasaría si todos tuviésemos los mismos gustos? Estoy convencido que seria un mundo muy aburrido y una vida muy tediosa de ser vivida. Lamentablemente Daniel solo pudo estar 24 años en este mundo que intentó vivir de una manera feliz: siendo como fue.
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