Cada vez que hay algún partido de la selección peruana, se vive una fiesta nacional, que va desde el mismo presidente hasta el más pobre de los ciudadanos, que a pesar de no tener televisión, se aposta frente algún restaurante o tienda de electrodomésticos para poder ver tan ansiado partido. Hoy no fue la excepción. La excepción fue que Perú llegara al tercer lugar de una copa América a la cual la mayor parte de equipos llegó con suplentes o jugadores de segunda categoría, por lo que se nos hizo fácil llegar a ese "gran" tercer puesto. La excepción fue la victoria ante Paraguay en la primera ronda de las eliminatorias al mundial Brasil 2014. Pero la excepción no hace la regla, nuestra realidad futbolera es muy distinta a esa que nos hicieron hacer creer durante la copa América y durante este primer partido. El fútbol peruano es malo.
Escucho con gran asombro la manera en que jugadores, comentaristas deportivos y público echarle la culpa al árbitro, al estadio, a los chilenos, ¡al palo del arco!, por la ineptitud de nuestros jugadores para poder realizar varios goles ( si sumamos los tiros al palo y los goles que relalizaron, hubiéramos ganado 6 a 4, mínimo). Todos comentan el gran partido que se jugó, pero "falto suerte", dicen. El fútbol no es cuestión ni de suerte ni del "jogo bonito" para ganar un partido de fútbol se necesitan goles, gana el equipo que más goles le haga a su adversario (recuerdelo señor Markarián y jugadores); si hiciste el mejor partido de tu vida, con los mejores jugadores, con el mejor entrenador y con la mejor estrategia pero no hiciste ningún gol, piña, perdiste.
Cada vez que hay un partido de nuestra selección no lo veo, me voy a hacer otras cosas, ya que por lo general atino en decir que vamos a perder; por eso mi padre me dice "Don Pésimo"; pero no se trata de ser pésimo o no, se trata de ser realistas y para serlo hay que ver y analizar toda la realidad, los antecedentes y actualidad del fútbol peruano; es una necedad analizar y festejar por un triunfo en un mar de derrotas. Mi generación nunca ha visto al Perú en un mundial, y con el dolor de mi corazón y otros órganos debo decir que mis ojos no serán tan dichosos para ver eso ni mi boca será tan afortunada para gritar un gol del Perú en algún mundial.
El proceso de transformación del fútbol (igual que el del Estado) es un proceso a largo plazo, que va desde los dirigentes hasta los jugadores, asistentes, etc. ¿Qué pasará cuando el señor Markarián se muera o se regrese a su país?: se acabará el sueño. Esta gran cambio no lo hace un solo hombre y no se hace en 4 años.
A la prensa, dejen de endiosar a estos simples mortales, ya que se van a creer lo máximo y van a creer que son superiores a los demás jugadores cuando en realidad no le han ganado a nadie, disuclpenme pero no he escuchado mayor huachafada que "los 4 fantásticos".
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