20 de octubre de 2011

LOS "INDIGNADOS" AUMENTAN

Los ‘indignados’ salieron a las calles por primera vez en Madrid, España, cuando un grupo, principalmente de jóvenes, decidió protestar en la Puerta del Sol contra la crisis económica y la forma cómo la están encarando los gobernantes de su país, con un desempleo que llega al 21%. Para convocar a la gente, utilizaron las redes sociales y lograron reunir, así, a miles de personas de todo tipo y condición.

Como el movimiento español comenzó con la protesta el domingo 15 de mayo fue bautizado con el nombre de 15M.

Esta misma idea ha ido germinando en otros países que siguieron el ejemplo español, como es el caso de Grecia, Israel, Bélgica, Inglaterra, Francia, EE.UU. (Nueva York) y luego Chile, en América Latina, entre otros.

Estos movimientos que congregan a miles de ciudadanos ‘indignados’ del mundo occidental tienen en común el ánimo de protesta, que recoge la disconformidad ante lo que consideran la pasividad de las autoridades en momentos en que la crisis económica se agudiza frente a la falta de respuesta de sus propios gobiernos. Así, canalizan el descontento de mucha gente que considera que sus gobiernos son insensibles a los problemas que la afecta.

En Chile, el descontento se ha manifestado en forma de protesta contra el sistema educativo y en particular contra el costo de la educación que deben sufragar los estudiantes, aun en universidades públicas. A esto se ha agregado un despertar ciudadano que exige democracia real, así como la oposición a proyectos energéticos que –sostienen– afectarán el medio ambiente. A todo esto, se agrega, ahora, la oposición a los abusos de las multitiendas y las altas ganancias de la banca en desmedro de los particulares.

Es evidente que en todos los países las protestas recogen una gran variedad de temas, dentro de un espectro que refleja la impotencia y frustración de una juventud desencantada y crítica frente a la inacción de quienes consideran son los responsables.

En Nueva York, a su vez, la protesta es contra los excesos del sistema financiero, el alto desempleo (9% en EE.UU.) y la creciente desigualdad que lleva a los contestatarios a sostener que el 1% de la población se enriquece, a expensas del 99% que se empobrece.

Los movimientos de ‘indignados’ han continuado en otras partes del mundo, tal como lo demuestran las marchas masivas del 15 de octubre en 951 ciudades (82 países), que esta vez desembocaron, en algunos casos, hasta en incidentes violentos con personas heridas. La más importante ocurrió en Madrid y las más numerosas en Roma y Barcelona, con 250.000 personas en cada una.

Estas movilizaciones se asemejan a la de los jóvenes rebeldes que salieron a las calles de París exigiendo cambios en la recordada primavera francesa de 1968 que remeció al gobierno de Charles de Gaulle, quien dimitió al año siguiente.

Algunos partidos políticos europeos se han acercado a los líderes de estos movimientos, en su intento de captarlos, pero hasta ahora los contestatarios no se han sentido cómodos con las estructuras políticas establecidas.

Sin embargo, no cabe duda de que de estas fuerzas emergentes saldrán, en cada país, líderes políticos que revitalizarán la vida pública, lo que significará un reto para la clase dirigente existente que tiende a resistirse a los cambios. Los jóvenes que salen a protestar lo hacen ante la tremenda incertidumbre que cierne sobre ellos el futuro como consecuencia de esta grave crisis que toca enfrentar hoy, cuando se pensaba que se estaba saliendo de la anterior, iniciada hace tres años.

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