Un año más que pasa y una navidad más para celebrar, y es que cada vez que llega esta hermosa celebración siempre termina convirtiéndose en motivo de desorden, estrés, malos entendidos y decisiones que no siempre benefician, y no tienen por que hacerlo, a todos.
Para tal caso un ejemplo: el mio. Durante todos los años de existencia que tengo, las navidades se han repartido entre mi familia materna y mi familia paterna. Siempre, y la costumbre convierte las cosas en tradiciones, hemos festejado la noche buena del 24 en casa de mi abuela materna, con todos mis tíos, tías primos y primas, con la clásica cena de navidad y el intercambio de regalos entre todos, y al día siguientes, es decir el 25 de diciembre, la pasábamos en la casa de mis abuelos maternos, compartiendo un clásico almuerzo de navidad y también con repartición de regalos; siempre ha sido así y el hecho de cambiar estas tradiciones hace que se pierda cierto sentido a estas celebraciones, las mismas que se basan en eso: tradiciones y costumbres.
Ahora bien, este año la cosa fue así: por motivos personales, ya que mi abuela paterna está un poco delicada de salud, sus hijas decidieron que los festejos que se hacían el 24 los hagamos el 25 en la tarde, con lo anteriormente expuesto (comida, regalos) y para los mayores, que por serlo ya no tenemos derecho a regalos, se nos haría un colectivo económico, en vez de los clásicos presentes (esta mala costumbre viene ya de hace 3 años), colectivo que por cierto lo gasté hoy para comprarme un libro de metodología en S/. 22.00. Lo terrible, es que al modificar ellos esa tradición, modifican y trastocan la otra tradición, la de mis abuelos maternos, que a pesar de ser también ancianos, nunca han modificado esta fecha: siempre el 25 de diciembre. Por consiguiente ya se imaginaran que ese 25 fue realmente una navidad de locos, pendientes de la hora para poder llegar a la otra casa, recibiendo llamadas conminatorias de mis tíos paternos preguntando ¿a qué hora vamos a ir?, etc., etc. Bueno, en fin llegadas las 5 de la tarde llegamos a la casa de una tía paterna, y grande fue mi sorpresa al recibirnos y esperarnos para cantar los villancico, y escribo sorpresa, ya que nunca lo habíamos hecho antes, me parece bien hacerlo con los pequeños (primos míos menores de edad) pero con los mayores, me imaginan cantando villancicos con mis primos de 24, 22, 20 años? bueno, eso pasó, haciendo maromas y piruetas cuales animales amaestrados, y es que en mi familia paterna siempre se ha dado prioridad y aliento a las actividades artísticas de los integrantes de la familia. Finalizada esta parte literario musical, se procedió al brindis de rigor, palabras de mi padre (que por ser el mayor de los hermanos, y ya que mi abuelo paterno murió hace cerca de 20 años) en representación de todos, y luego el intercambio de regalos, como escribí líneas arriba, les agradezco a todos mis tíos y tías por el gran presente económico. Luego nos fuimos a jugar Nintendo 64. Hermosa navidad ¿NO?
Y es que una parte importante de los seres humanos en sociedad es la cultura, como conjunto de ideales, tradiciones, costumbres en común, cuando estas se pierden, se trastoca el sentido común de las cosas y las clásicas celebraciones pierden sentido y se convierten en reuniones para tomar, fumar, bailar, etc. Todos los actos humanos se basan en la costumbre, en lo que siempre se ha hecho. Espero que para el próximo año la situación sea como antes, digo espero, lo que no necesariamente tiene que pasar. ¡CÓMO EXTRAÑO ESAS NAVIDADES!
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