En día de mañana, 9 de diciembre, se celebrará una vez más el día del sociólogo; no voy a escribir sobre el origen del día, ya que lo hice en una entrada anterior, hace un año (DÍA DEL SOCIÓLOGO). Hoy voy a compartir algunas reflexiones sobre la importancia de sociólogo en la sociedad, algunas críticas y respuestas, esta vez ayudado por Ely Chinoy.
A los sociólogos se nos puede acusar de que usamos términos comunes en formas no comunes, o que ponemos etiquetas que parecen esotéricas a fenómenos que son en realidad familiares. En suma: que creamos una terminología poco usual e innecesaria. Es necesario explicar este tema haciendo dos aclaraciones:
1° Es importante advertir que este reproche se hace, muy pocas ves, a las ciencias naturales, cuyas eruditas revistas son completamente incomprensibles a los que no son especialistas. Como la sociología se ocupa de muchos rasgos ordinarios de la vida social, el común denominador de la gente juzga innecesarios el manejo de un vocabulario particular o la definición cuidadosa de términos que él mismo utiliza frecuentemente.
2° los resultados de la investigación sociológica no son todavía ricos o tan ampliamente conocidos como para lograr que su singular terminología sea aceptada de la misma manera que lo ha sido la que emplean las ciencias naturales. para lograr que la sociología cree un lenguaje de uso profesional, será necesario desarrollar simultáneamente un cuerpo de divulgadores semejantes a los que presentan al público los resultados de las ciencias naturales en términos que pueda entender cualquier persona inteligente. Algunos sociólogos pueden desempeñar un doble papel (investigadores y divulgadores) pero insistir en que cada sociólogo debe reducirse al lenguaje que puede ser entendido por cualquier persona inteligente es quizá imponer un obstáculo insuperable al desarrollo de la sociología.
A veces se justifica la crítica que se hace a la terminología sociológica. Hay sin duda muchos casos en que los sociólogos caen en el abuso o utilizan sin necesidad su terminología especial. A pesar de sus abusos, no podemos soslayar la necesidad de una terminología específica.
El sociólogo posee un doble valor: puede enriquecer la comprensión que el hombre tiene de sí miso y de su sociedad, y puede contribuir a la solución de los problemas a que él se enfrenta al tratar de realizar y mantener el tipo de sociedad en la que desea vivir. El sociólogo constituye un generador de conocimiento seguro, tanto para el individuo como para la sociedad. Este conocimiento seguro es sin duda alguna mucho más útil que el simple rumor o generalización incomprobada, y un conocimiento seguro constituye una mejor guía para la acción que los resultados inciertos de meros tanteos o los preceptos inseguros transmitidos por la tradición.
Herbert Spencer escribía este ejemplo sobre la importancia del sociólogo: "Como usted puede ver, esta hoja de fierro forjado no es totalmente plana: sobresale un poco aquí hacia la izquierda; se arruga...¿cómo la aplanaremos? Obviamente, dirá usted, golpeando sobre la parte que sobresale. Bien aquí está un martillo y con él golpeo la hoja como usted indica...La prominencia permanece, como usted ve, el defecto es tan grande como antes o más grande en realidad. Pero esto no es todo. Observe la curvatura que ha aparecido en la hoja, cerca de la orilla opuesta. Lo que era plano antes está ahora curvado. La hemos estropeado aún más. En vez de reparar el mal original, hemos hecho aparecer otro. Si le hubiésemos preguntado a un artesano experto en metales, nos habría dicho que lo único que se lograría con tanto golpe sería provocar un daño en la hoja. Nos habría enseñado cómo golpear y dónde golpear. El proceso apropiado es menos simple de lo que usted cree. Incluso una hoja de metal no puede ser tratado exitosamente con estos métodos de sentido común en los que usted tiene tanta confianza. ¿Qué diremos entonces acerca de la sociedad?, ¿es la humanidad menos importante que una placa de metal como para no confiarla a un especialista en ella (sociólogo)?
En sus orígenes el sociólogo debía tratar los males sociales. Ahora debe proporcionar un criterio y un punto de vista útiles para interpretar y comprender el complejo y difícil mundo en el que vivimos. A pesar de la crítica frecuente que se nos hace a los sociólogos ( acerca de nuestra terminolo´gia, métodos e ideas), los críticos, los novelistas, historiadores y otros hacen, sin embargo, un amplio uso de nuestras perspectivas y conclusiones.
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