5 de octubre de 2012

BOND, JAMES BOND


Película. Medio de reproducción de series de imágenes y sonidos. A partir de los años 20 se ha convertido en un objeto de investigación de la sociología de los medios de comunicación de masas, que desde entonces ha estudiado la cinematografía como forma de expresión y cristalización de una determinada cultura colectiva o de sectores de esta cultura. 

Muchas películas han formado culturas populares que han trascendido el tiempo y el espacio: La guerra de las galaxias, el Señor de los anillos, Harry Potter, Titanic, etc. Pero antes que todas hay una saga de películas iniciada en los años 60 (para ser más exacto en 1962, el 5 de octubre: hace 50 años) que marcó un antes y después en los referente a la acción en el cine y a todo lo que hoy conocemos como merchandising comercial, me refiero a la saga de películas inspiradas en las novelas del escritor inglés Ian Fleming: James Bond.

James Bond ha sobrevivido a cincuenta años de aventuras. El agente 007es un ícono de la cultura popular y este texto le rinde homenaje como una forma de acercarnos a lo que ha contribuido con una franquicia exitosa. Estos son los rasgos más distintivos de la personalidad de un tipo que ha sabido mantenerse vigente pese a los cambios que hubo en el mundo.

James Bond no solo es un enólogo experto. Antes de que Daniel Craig arruinara la cultura etílica del agente 007 pidiendo una Heineken en “Skyfall” (2012), la última entrega del espía más querido de todos, este se acercaba al bar de un elegante casino y pedía: “Un martini, seco, con corteza de limón, sacudido, no agitado”.

El impecable smoking negro de James Bond es una marca de fábrica. Desde que Ian Fleming (el escritor que le dio vida al espía) lo retrató por primera vez, todos lo imaginamos en el libro “Casino Royale” fumando un puro y apostando decenas de fichas enfundado en un tuxedo. Y si está de descanso, una chaqueta azul o un cuello de tortuga de casimir. ¿Los zapatos? De las prestigiosas casas Churchs y John Lobb. ¿El reloj? Obvio, un Rolex. Elegancia completa.

Ni siquiera el pobre Lazenby (quién interpretara al agente 007 en una sola película) ha dejado de ser un tipo con actitud. Imposible que alguno de los Bond se acerque a la parodia. Jamás el agente 007 va a ser como el Superagente 86, y su frase “Mi nombre es Bond, James Bond” es casi una marca registrada. Aunque el genio productor de las primeras películas haya tenido un apellido con un toque divertido, Albert “Cubby” Broccoli supo elegir a actores que encarnaban perfectamente el toque de dureza y sarcasmo necesarios. Ian Fleming, el novelista que llevó al papel las aventuras del espía británico, declaró alguna vez que este es hijo de un caballero escocés. Eso explica muchas cosas.

Para que James Bond haya sido lo que es hoy, han pasado 23 películas oficiales (si contamos “Skyfall”) y tres no oficiales (en una de las cuales, “Nunca digas nunca jamás”, Sean Connery vuelve al papel que le dio fama). El agente secreto se ha convertido en un ícono de la cultura popular que ha trascendido la ficción en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, cuando Daniel Craig participó de la puesta en escena junto a la reina de Inglaterra. Todo porque se trata, según la revista Entertainment Weekly, del mejor héroe de ficción de todos los tiempos.

En sus primeras apariciones, el hoy cincuentón James Bond era casi un superhéroe: todos sus disparos iban al blanco, no se despeinaba en medio de una pelea y tampoco sangraba. Pierce Brosnan le dio ese aire humano que necesitaba en estos tiempos y, tras la caída de la cortina de hierro, aprendió a encontrar enemigos no entre espías comunistas, sino entre terroristas y dueños de corporaciones.

Son 87 las chicas Bond (solo en las películas). Cada cual más bella que la anterior. Desde Ursula Andress saliendo del mar en bikini hasta Bérénice Marlohe empuñando una pistola automática, todas pueden deslumbrar al agente. Y de paso, a los afiebrados espectadores. Solo una lo pudo cazar y fue Diana Rigg, encarnando a la guapa Teresa di Vicenzo, quien lo llevó al altar en “Al servicio de su majestad” (1969). Con tal mala fortuna que terminó siendo asesinada por los enemigos del mejor espía del MI-6.

El buen “Q” proveía a James Bond de los más inverosímiles objetos cotidianos modificados para un espía. Solo basta nombrar sus mil tipos de relojes: un reloj magnético, un reloj-sierra, un reloj-bomba, un reloj-láser y hasta un ridículo reloj que recibía mensajes impresos. A eso hay que sumarle un maletín que oculta cuchillos y bombas de humo, una férula de pierna que lanza misiles, un anillo que emite una frecuencia de ultrasonido y un jetpack para huir volando. ¿Para qué más?

Han sido 28 los autos que ha usado James Bond en sus películas y, de ellos, el más proletario debe haber sido un Chevrolet o un Audi de gama alta. Todos fueron personalizados con grandes avances tecnológicos que incluyen cosas como una máscara para la placa, metralletas en los faros o un eyector en el asiento del copiloto por si este intenta asesinarte (o no deja de preguntar a qué hora llegan).

Roger Moore, el hombre que más veces se ha vestido con el traje del 007 (ha participado en siete películas) afirma que el éxito de la saga se basa en una constante que se repite una y otra vez: “Es como un cuento infantil: mientras uno no se aleje demasiado del original, el niño estará feliz”, dijo. “El público recibe lo que espera: chicas hermosas, acción, artilugios. Es una fórmula”.

En los últimos 50 años, James Bond ha sido interpretado por todo tipo de actores, incluyendo una parodia sesentera que preferimos no citar. Los seis Bond oficiales han sabido encarnar, cada cual a su manera, las diferentes personalidades de un agente secreto que a ratos fue más duro y en otros momentos lucía irónico ante quien le apuntaba con un arma. Lo único que todos tenían en común era la licencia para matar.

1. Sean Connery. El primer –y definitivo– James Bond nació en Escocia y le ganó la pulseada a estrellas de la época como Cary Grant. Gracias a que Roger Moore participaba en la serie de TV “El santo”, pudimos ver a un actor entonces desconocido al servicio de la reina de Inglaterra. Abrió la historia cinematográfica del 007 con “Dr. No” () y actuó en otros cuatro filmes. Cuando todos pensaban que había colgado el smoking, volvió en “Los diamantes son eternos” (1971) y hasta participó en la no oficial “Nunca digas nunca jamás”, una adaptación de la mítica “Operación trueno”. Connery le agarró tanto cariño al papel que lo hizo famoso que hasta financió en parte este último filme.

2. George Lazenby. Tomó la posta de Connery en 1969 con “007: al servicio de Su Majestad”. El australiano nunca pudo igualar la performance del primero y su personaje parece signado por la mala suerte: es el único Bond que se casa y su esposa de ficción es asesinada por los enemigos del agente secreto. Además, en la única película que protagonizó tuvo problemas con el director Peter Hunt, que ni siquiera hablaba directamente con él. A eso hay que sumarle el rumor de su mala relación con su coprotagonista, Diana Rigg, a quien acusó de comer ajo antes de las escenas en las que debían besarse. Cuenta la leyenda que le ofrecieron un contrato por siete películas, pero su agente lo convenció de que la moda de James Bond acabaría pronto.

3. Roger Moore. Estuvo a punto de ser el primero de los 007, pero sus compromisos laborales hicieron que recién tenga su licencia para matar en 1973, cuando filmó “Vive y deja morir”. Ha actuado en siete películas oficiales, lo que lo convierte en el Bond con más presencias en el cine. Mucho más cómico que el resto de los otros agentes, interpretó a Bond hasta que estuvo cerca de los 60 años (incluyendo una época en que dos bond, interpretados por actores distintos, convivieron en las salas de cine).

4. Timothy Dalton. En 1987, este galés le ganó el papel a Pierce Brosnan para empezar el proceso de humanización de un personaje que no podía seguir pareciendo “un Supermán” (en palabras del propio Dalton). Fue protagonista de “Su nombre es peligro” (1987) y “007 con licencia para matar” (1989), encandilando al público en la primera y sin convencerlo, en la segunda, con la que acabaron sus días como 007.

5. Pierce Brosnan. El responsable de hacer renacer la saga fue este actor, que dio vida al personaje en cuatro películas entre 1995 y 2002. Muchos dicen que es uno de los mejores y que consigue un balance entre el irónico Moore y el duro Dalton. A cambio de su participación en la película no solo se llevó una camionada de dinero, sino también los autos que conducía. Además, podía participar en otras producciones mientras encarnara a James Bond, pero debía evitar aparecer en escena con smoking.

6. Daniel Craig. Las exigencias de Brosnan hicieron que los productores se decanten por cambiar de actor y así fue que llegó el primer James Bond rubio. Craig sirvió a la reina desde el 2005 y ya va por su tercera película (próxima a estrenarse). En su favor: James Bond se ha convertido en un héroe con mucha más acción. En contra: cuestiones comerciales hicieron que abandone el Martini para beber una cerveza.

En estos 50 años se han producido 23 películas del famoso agente inglés: Dr. No, Desde Rusia con amor, Goldfinger, Operación Trueno, Solo se vive dos veces, Al servicio secreto de Su Majestad, Diamantes para la eternidad, Vive y deja morir, El hombre de la pistola de oro, La espía que me amó, Moonraker, Solo para sus ojos, Octopussy, Panorama para matar, Alta tensión,  Licencia para matar, GoldenEye, El mañana nunca muere, El mundo nunca es suficiente, Muere otro día, Casino Royale, Quantum of solace y Skyfall.

Confiamos en que la franquicia más rentable del cine continúe y siga encandilando a muchas más generaciones por otros 50 años más, ¡Feliz aniversario 007!

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