Incurre en profundo error quien crea que el terrorismo está acabado después de la no inscripción del Movadef como partido político y la captura del ‘camarada Artemio’.
Actualmente se está dando un proceso de recomposición subversiva que debe monitorearse con cuidado. Una facción de SL sí ha sido golpeada con la detención de su cabecilla, pero no está desarticulada en el Huallaga, donde mantiene sólidos vínculos con el cártel mexicano del narcotráfico y un movimiento cocalero cuyas ramificaciones son muchísimo mayores de lo que se imagina.
Esta facción, igual que la del VRAE, está vinculada al cártel de Sinaloa en el sicariato, la supervisión del cultivo de la coca y procesamiento de la pasta básica, y el transporte hacia los puntos de embarque de la droga, especialmente en la costa norte. En cuanto al nexo con los cocaleros, hay indicios razonables de que el senderismo sí tiene operadores políticos infiltrados en el sistema político legal. Por ejemplo, es urgente investigar las denuncias sobre las conversaciones telefónicas que la Dirandro detectó entre ‘Artemio’ y tres congresistas cuya identidad aún no se revela, así como la versión de que SL tendría informantes dentro de la inteligencia policial.
Otra cosa a ser investigada son las relaciones entre el grupo de ‘Artemio’ y el Movadef. Ambas partes del comité central que todavía controla desde prisión Abimael Guzmán aparentemente estaban empeñadas en “negociar la paz y la amnistía general” con el Estado para no ser derrotadas por la facción tanto más violenta y radical del cabecilla del VRAE, Víctor Quispe Palomino (a) ‘José’, quien está tratando de expandir sus operaciones al Huallaga.
El nuevo SL, que opera en el valle de los ríos Apurímac y Ene, es enemigo ideológico de los abimaelitas, cuenta con mayor capacidad de fuego (ya ha derribado tres helicópteros) y tiene un plan para controlar las rutas del narcotráfico hacia Cusco, Puno, Madre de Dios, Huancayo, Satipo, La Merced, Cerro de Pasco, Huánuco y San Martín.
De modo, pues, que si bien debemos felicitar a la policía y al Ejército por la captura de un mando del genocidio, esta no es hora de mayores celebraciones. Lo que puede venirse es muy grave, porque el nuevo senderismo resultaría repotenciado no solo con una prédica político–ideológica más radical, sino también con una alianza más pérfida con el cártel mexicano claramente dispuesto a poner mayores cantidades de dinero y armas en manos terroristas.
Una pista a seguir, para cortarla de inmediato, es también la infiltración creciente de los subversivos en colegios y universidades estatales. En los últimos meses algunos segmentos del alicaído Sutep están siendo capturados por dirigentes vinculados al ‘camarada José’, en el interés de volver a estructurar un modelo subversivo que instrumentalice al aparato magisterial como ocurrió hasta mediados de los años 80. Igualmente, habría grupos de ronderos que están siendo captados por esta ala extremista.
El senderismo de nuevo cuño es, en resumen, una amenaza patente. Tiene una ideología maoísta crítica de las deformaciones polpotianas de Abimael Guzmán, se está recomponiendo a vista y paciencia de los partidos democráticos y sigue incrementando sus arsenales gracias a su nexo con el narcotráfico. No esperemos a que este monstruo crezca más, no hablemos de “rezagos” terroristas porque no lo son y, sobre todo, afinemos como país la estrategia para que en cualquier momento no nos sorprendan con un atentado de grandes proporciones.
Por: Hugo Guerra
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