4 de octubre de 2010

¿PAPÁ, QUÉ ES LA IZQUIERDA?

Han transcurrido dos décadas de vida política casi sin mencionarse izquierda y derecha. Esa contraposición, abstracta y acalorada, fue una guerra religiosa que dominó la política durante medio siglo. Pero el debate súbitamente desapareció con la crisis de los años ochenta.

En su lugar, se debatieron temas prácticos, como la descentralización, el medio ambiente, la educación y, sobre todo, la eficacia y honestidad de la gestión pública.

La fijación con la ideología fue reemplazada por una nueva fijación, con el management.

En los centros de enseñanza, donde antes se discutía acaloradamente la interpretación exacta de Marx o de Mao, hoy se habla de costo-beneficio y de hojas de cálculo.

Y la Federación Departamental de Campesinos del Cusco, antes dedicada al reclamo y a las propuestas ideológicas, hoy se ocupa en proyectos de capacitación técnica y de gestión emprendedora del campesinado.

Los términos derecha e izquierda reaparecieron en la elección del nuevo gobierno municipal de Lima, motivando la curiosidad de muchos jóvenes. Se reabre un debate que ciertamente no debe ni puede desaparecer.

Las dos opciones principales que plantean esos términos se refieren al papel del Estado en la vida privada y colectiva de la gente, y al grado de redistribución económica que debe existir para reducir las diferencias entre rico y pobre.

Sin embargo, el gobierno de Lima es seguramente el escenario menos indicado para ese debate.

Es evidente que Lima padece una grave deficiencia de autoridad colectiva y de calidad administrativa.

Somos ricos cuando se trata de lo que obtenemos de la economía privada, pero pobres cuando se trata de los bienes y servicios que debe proveer el Estado, carencia que fue reconocida por los planes de todos los candidatos, cuando proponían mejorar el transporte urbano, la seguridad ciudadana, la contaminación del aire y del ruido, la falta de parques, la reparación ordenada de las calles, el servicio de agua y la honestidad de la gestión municipal. El consenso fue total.

Faltan definir las mejores opciones técnicas, pero hay consenso total entre izquierda, derecha y los ‘sin opinión’ a favor de más gobierno, no en el sentido de más burocracia ni presupuesto sino de efectividad y resultados.

Nótese que lo que todos buscan es lo que sabe hacer el gerente, no el político. Quizás, en vez de elegir un alcalde deberíamos contratar a un gerente de la ciudad.

Por: Richard Webb

1 de octubre de 2010

CRISIS EN ECUADOR

El día de ayer nos sorprendió en horas de la tarde la trágica noticia de una intentona de golpe de Estado contra el presidente Rafael Correa en Ecuador, la misma que tenemos y debemos de  rechazar sea cual fuera nuestra posición política o si nos agrada o desagrada el gobierno de Correa.

No se puede tolerar en pleno siglo XXI la existencia de bravucones que por el simple hecho de detentar el uso "legitimo" de la violencia quieran derrocar a un gobierno legítimamente elegido, cuyo presidente es también el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y hacer caer el Estado de Derecho que en Latinoamérica aún no está debidamente consolidado.

Imágenes realmente sorprendentes de la golpiza propinada al presidente Correa, el cual se encontraba delicado de salud, y una bomba que prácticamente le explota en el rostro, nos hace preguntarnos ¿Qué está pasando en  Ecuador?, ¿Por qué los miembros de las fuerzas policiales actuaron de esa manera?. Según los especialistas, esta actitud se debe a un decreto legislativo por el cual se les recortan ciertos derechos a las fuerzas del orden. Ayer, el presidente Correa, luego de ser liberado dijo: "No han leído el decreto, no saben de que se trata", ¿les suena familiar? ¿Acaso no fue esa falta de información adecuada por parte del Estado lo que provocó el "Baguazo" en Perú? Estamos pues ante una total desarticulación del Estado y de la ciudadanía, lo que es caldo de cultivo para que violentistas opositores a los gobiernos democráticamente elegidos en nuestra región aprovechen para enarbolar movilizaciones seudo democráticas de lucha por los derechos ciudadanos, cuando lo que tratan es buscar una excusa para poder poner en marcha sus planes de ambición política que los logren llevar al poder.

Ante esta situación de crisis en Latinoaméríca, los presidentes de la región, se reunieron en Buenos Aires e invocaron el respeto a la Carta Democrática Interamericana, aprobada el 11 de setiembre del 2001, en sesión especial de la Asamblea de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en Lima, Perú; la misma que proclama como objetivo principal el fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática, al establecer que la ruptura del orden democrático o su alteración, que afecte gravemente el orden democrático en un Estado miembro, constituye "un obstáculo insuperable" para la participación de su gobierno en las diversas instancias de la OEA.

La Carta Democrática Interamericana declara de manera sencilla y directa: "Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla". Es decir, la democracia es un derecho del que todos debemos gozar, sin ningún tipo de distinción y es responsabilidad del gobierno mantenerla y promoverla. El presidente Correa no ha hecho más que cumplir este pacto, incluso poniendo en riesgo su propia seguridad personal.

28 de septiembre de 2010

CAMPAÑA DE MIEDO

Es alentador que en el panorama político nacional haya surgido la candidatura de Susana Villarán, con atributos tan innegables como inéditos. Los medios de comunicación de buen talante resaltan con razón su autenticidad, sencillez y valentía para abordar asuntos que, en nuestro medio, en contraste con el mundo moderno, liberal, resultan todavía espinosos. Con total naturalidad se refiere al derecho de la mujer a decidir –dentro de los parámetros razonables– sobre su embarazo, a permitirles a los homosexuales la formalización de su relación sentimental, a revisar la racionalidad de la prohibición de las drogas blandas. Susana, que proviene de grupos católicos, plantea también la absoluta necesidad de una sociedad laica, en la que no se inmiscuyan, en lo que no compete a su fe, dignatarios de ninguna confesión. Y qué magnífica lección de madurez la que nos impartió Villarán cuando en una entrevista televisiva dijo que solo puede concebir una relación de pareja con un hombre íntegro y tierno. No requiere de nadie que la mantenga, puesto que tiene claro que el trabajo es un vehículo estupendo de realización personal. Todo lo dicho constituye una clara versión de progresismo, pero con rostro verdaderamente amable.

Es cierto que Susana no está sola. Está rodeada por personas no solo técnicamente calificadas, sino con convicciones como las de la candidata. Viene al caso destacar este hecho a propósito de la desesperada campaña desatada en su contra. Los portavoces no siempre obedecen a las mismas motivaciones. Están los astutos de siempre, que cuando perciben que pueden perder algo de poder invocan a los fantasmas archiconocidos: el mercado, los banqueros de Nueva York, etcétera, que nos castigarían anulando nuestra prosperidad. A este grupo le calza lo que en su día escribió Anatole France: “Queda prohibido a ricos y pobres dormir bajo los puentes”. Según aquellos personajes, los pobladores de los asentamientos humanos deberían temblar ante la amenaza de la pérdida de sus privilegios. Pero también están los que por vivir en un mundillo de suspicacias y conocer tan solo formas alevosas de política sintonizan con facilidad con los cuentos del lobo feroz escondido detrás de la bondadosa abuelita. Cucos tales como Patria Roja o Hugo Chávez aparecen en el firmamento para apoderarse de los temerosos, muchos de ellos bien intencionados.

Es preciso llamar la atención de lo nocivo que resulta orientar las campañas electorales hacia la vertiente del miedo, apelando a lo más ancestral de las personas. Los daños que se producen exceden ampliamente la afectación de una candidatura; aquellos sí nos llevan a todos a dormir bajo los puentes, puesto que retrocedemos a niveles primitivos de percepción de la realidad.

Por último no olvidemos que nadie es de una pieza, que ningún ser humano está libre de contradicciones. Susana representa esencialmente algo constructivo, pero también real, esto es, sujeta a tentaciones propias del poder. Si no fuera así, entonces sí habría que alarmarse.

Por:  Carolina Benavides Piaggio.

26 de septiembre de 2010

LOS PILARES DE LA SOCIOLOGÍA URBANA

La sociología urbana de basa en 3 pilares fundamentales: 
1. LA SOCIOLOGÍA POSITIVISTA CLÁSICA FRANCESA: Esta visión proclama, entre otras cuestiones, que la realidad es una sola y es necesario descubrirla y conocerla. Asimismo, el sentido de la percepción resulta la única base admisible del conocimiento humano y del pensamiento preciso.

Así, “el mundo social puede estudiarse de manera similar al mundo natural” (tal como se investigan los átomos, las moléculas, los planetas y los invertebrados; se pueden analizar los patrones de conducta de los trabajadores, las razones de las enfermedades mentales, los efectos de un método educativo sobre el aprendizaje o las migraciones humanas) y existe un método exclusivo para indagar ese mundo social, que es libre de los valores del investigador. Por ello, para el positivismo, la objetividad es muy importante, el investigador observa, mide y manipula variables; además de que se desprende de sus propias tendencias (la relación entre éste y el fenómeno de estudio es de independencia). Lo que no puede medirse u observarse con precisión se descarta como “objeto” de estudio. Además, éste se encuentra determinado por leyes y axiomas. El positivismo solamente acepta conocimientos que proceden de la experiencia, esto es, de datos empíricos. Los hechos son lo único que cuenta. Es decir, los positivistas establecen como fundamental el principio de verificación: una proposición o enunciado tiene sentido sólo si resulta verificable por medio de la experiencia y la observación; así, solamente cuando existe un conjunto de condiciones de observación significativas para determinar su verdad o falsedad. Todo debe ser comprobable y esta condición es válida para todas las ciencias. La experimentación constituyó la forma principal para generar teoría.

Como vemos, esta escuela entregó a la sociología urbana la macro teoría social, pero sin intentar hacer una interpretación de la ciudad.

2. EL APORTE MARXISTA: Surgió con la tarea de levantar una base socio-filosófica susceptible de resolver con rigor científico las omisiones dejadas por el positivismo comtiano.

EL NEOPOSITIVISMO: En los años de 1920, un grupo de investigadores conocidos como la Escuela de Chicago comenzaron a realizar diversos estudios cualitativos, entre los autores destacan: Albion Small, W. I. Thomas, F. Znaniecki y el filósofo George Herbert Mead. Por ejemplo, Thomas y Znaniecki publicaron una investigación en 1927 sobre los inmigrantes polacos, en la cual se utiliza la biografía de los participantes como herramienta de recolección de los datos. Otros estudios se centraron en culturas específicas y grupos urbanos marginados. Margaret Mead (uno de cuyos maestros fue Franz Boas) publica sus conocidas obras Coming of age in Samoa y Growing Up in New Guinea, en 1928 y 1930 respectivamente; para 1932, un libro que reseña su indagación sobre la cultura de una tribu india. Posteriormente, en la misma década se agregaron otros estudios de Robert E. Park y E. W. Burgess[1].
[1] Ver: Fuentes Fuentes, José. Sociología del pensamiento urbano

25 de septiembre de 2010

¿CIUDADANOS, CONSUMIDORES O USUARIOS?

En la modernidad el tiempo tenía historia, como bien señala Bauman. Esto gracias a su capacidad de contención. El prestigiado premio Príncipe de Asturias de comunicación y humanidades recayó este año en dos de los sociólogos más influyentes de nuestros tiempos, en el francés Alain Touraine y en el polaco Zygmunt Bauman.

Lo anterior por desarrollar “instrumentos conceptuales singularmente valiosos para entender el cambiante y acelerado mundo en el que vivimos”. Y es que tanto la sociología de la acción de Touraine, como la modernidad líquida de Bauman (que no postmodernidad), han transformado el campo de la comunicación, la cultura y la sociedad.

Existen visiones apocalípticas, en términos de Umberto Eco, como la de otro especialista de este campo, Dominique Wolton, que centrado en las consecuencias políticas y culturales de la globalización de la información, sostiene que la comunicación de nuestros días es tecnológicamente rica pero humanamente más pobre.

Más allá de estar de acuerdo o no con estas posiciones, debemos observar la forma en que las bases de la vida social han infundido en todos los ámbitos de nuestra vida, como señala Bauman, el status de “Superestructura”, un status donde la disolución de los sólidos nos transfirió a una progresiva emancipación de la economía; de sus tradicionales ataduras políticas, éticas y culturales, y “sedimentó un nuevo orden, definido en términos económicos”.

En la modernidad el tiempo tenía historia, como bien señala Bauman. Esto gracias a su capacidad de contención. Sin embargo, el tiempo ahora depende de la tecnología, de los medios de transporte artificial donde los límites heredados de la velocidad de movimiento pueden transgredirse. Esta condición tecnológica es analizada también por el investigador español José Luís Brea en Cultura RAM. Metáfora con la que describe las mutaciones de la cultura en la era de su distribución electrónica. A través de la jerga informática (ROM-RAM) explica la fugacidad de este tipo de cultura, que tiene cada vez menos una memoria de archivo, y cada vez más una de procesamiento; de interconexión de datos y sujetos de conocimiento.

Una cultura que se dispersa y clona en todas direcciones, que se reproduce y distribuye viralmente a toda una red deslocalizada, en una multiplicidad de no-lugares: “En tiempo real y con la misma lógica de lo vivo”.

No son pocos los sociólogos que sostienen que la memoria no es más detención del tiempo, suspensión que corta su flujo para retener y conservar el momento perdido, incluso se preguntan si la cultura seguirá sirviendo a la reproducción social, o más bien a la producción inventiva del mundo tecnológico, regido por la articulación RAM, gestora de interacciones recíprocas de códigos, como señala Brea.

Lo anterior en el terreno de la gestión cultural es determinante, pues no solamente introduce nuevos términos al campo, sino también nuevas formas de gestión.

Al grado que cabe preguntarse qué somos en la actualidad, ¿ciudadanos, consumidores, o simples usuarios?

LAS INDEPENDENCIAS. DOCE ENSAYOS

Hace algunos días, México y Chile celebraban los 200 años de independencia del yugo español, y hace algunos meses, el mismo festejo se pudo apreciar en algunos países vecinos como Colombia, Argentina, Ecuador, etc. Nosotros por cuestiones históricas tendremos que esperar hasta el 2021, fecha exacta de la Proclamación de nuestra independencia por Don José de San Martín.

Es en este 2010 que también sale a la luz la más reciente publicación del maestro Hugo Neira: "Independencias. Doce ensayos" , texto en el cual se hace un análisis histórico, sociológico y político de los proceres de la independencia americana, el contexto social y político que se vivía en América en esos años y las consecuenuas que las independencias en las colonias trajo tanto para nuestra América como para Europa.

Los dejo con parte de presentación del libro que estuvo a cargo del Dr. Luis Claudio Cervantes Liñan, Rector de la Universidad Inca Garcilazo de la Vega"Este libro constituye un aporte para la comprensión del bicentenario de las indepedencias en América, en la perspectiva de un mejor futuro. Su importancia y alcance sustentan la necesidad de un gran esfuerzo de reflexión y de diálogo entre los intelectuales y pensadores de nuestra América, que excede largamente los ámbitos de las instituciones universitarias y países, para adquirir dimensiones regionales.

No será dificil ponerse de acuerdo para promover un amplio debate y diálogo, puesto que de ello depende nuestro destino común -si cabe el término- y nuestros proyectos nacionales de cara a la globalización. Compartimos, en este sentido, el esbozo de situación que el autor nos presenta: "No formamos en el siglo XIX una gran unión continental. Hoy es solo un sueño de unidad política. O un piadoso tópico de retórica para diplomáticos. Al contrario, el tiempo como que ha afianzado las características de cada nación, al punto que uno de los problemas actuales puede ser rivalidades mayores y hasta conflictos bélicos. No es una razón para abandonar las iniciativas de integración regional, aunque no de fusiones". Es, pues, optimismo lo que nos anima al prologar este importante libro del profesor Neira".

Como el mismo profesor Neira dice: "Este libro no celebra nada, es crítico". y eso es lo importante.

Hugo Neira (2010): Las Independencias. Doce ensayos.

23 de septiembre de 2010

SOCIOLOGÍA URBANA

“Sociología especial que se orienta a la investigación de las relaciones existentes entre el desarrollo social, económico y tecnológico en una sociedad, de un lado, y del desarrollo del espacio y la conducta de los individuos en las unidades espaciales, por el otro. Unidades espaciales son, por ejemplo, regiones, conurbaciones, ciudades, barrios o bloques de pisos. De todas formas, las unidades más investigadas son las grandes ciudades (ciudades con más de 100 000 habitantes”[1]
Podemos decir, entonces, que las investigaciones de sociología urbana se basan en distintos niveles que hay de agregados o colectivos: ciudad, barrio, individuos, así como las relaciones entre estos planos. Cuanto mayores son las unidades de territorio, como sucede, por ejemplo, en el análisis empírico de ciudades enteras, y/o cuanto más elevado es el grado de urbanización de una sociedad, más pronto llega la sociología urbana a un análisis de esta sociedad.
El desarrollo de las ciudades puede ser descrito como un proceso por fases. Con la inmigración y el aumento de nacimientos, crece el número de habitantes. La ciudad se extiende por los alrededores y constituye una región urbana: el núcleo de la ciudad (la ciudad dentro de sus fronteras administrativas) más los alrededores. Dentro de la ciudad se produce una reorganización espacial: en el centro de la ciudad, el sector terciario (comercio minorista, administración) sustituye primero a los centros de producción y más tarde a la población residente. A causa del aumento de precios y de la falta de posibilidades de expansión, la producción se traslada a la periferia de la ciudad o a los alrededores.
Los barrios de viviendas se convierten entonces, en zonas alejadas del centro. El desplazamiento de la ubicación de los distintos sectores de la ciudad se conoce con el nombre de “suburbanización”. Los nuevos grandes complejos residenciales se sitúan en las zonas extremas de la ciudad, aunque los hay también en el centro. Las instituciones comerciales y de servicios siguen a los nuevos barrios residenciales en la periferia de la ciudad y en sus alrededores. Se forman centros secundarios que asumen las funciones de centro de la ciudad, llegando hasta oponerle una cierta competencia económica; de la ciudad con un solo centro se forma una ciudad con varios centros.
En la fase siguiente, aumenta el número de población de los alrededores, mientras que desciende la del centro de la ciudad. En esta fase, se producen otros 2 cambios en los barrios del centro: primero se adoptan medidas de rehabilitación (de cuyo tema trata esta investigación) de los edificios viejos, luego son revalorizados por los inversores privados, por ejemplo, viviendas de alquiler que pasan de propiedad, y llega el sobreprecio de los pisos. Esta última transformación de los barrios del centro antiguo se ve favorecida por el aumento de “nuevos tipos de hogares” (persona que viven solas, se supone que son parejas). En las grandes ciudades, sobre todo, el número de personas que viven solas pueden llegar a superar la mitad de las viviendas.
Las investigaciones clásicas de la sociología urbana estudiaban ante todo los temas relacionados con el proceso de urbanización, el análisis de las inmigraciones y la distribución de los grupos de población en los distintos barrios de la ciudad. La mayoría de las veces, estos análisis de hechos a nivel macro, por ejemplo distribución de los índices de criminalidad, índices de suicidio, contingente de una minoría o de miembros de una clase social en determinados sectores de una ciudad, eran descritos y esclarecidos por las características de los sectores.
A este tipo de microanálisis pertenecen también los estudios sobre las consecuencias del cambio demográfico en las ciudades, por ejemplo, el aumento de viviendas de personas jóvenes o viejas que viven solas. Ambas situaciones influyen en el emplazamiento de la vivienda y en las infraestructuras que estos grupos necesitan (escuelas, tiendas, lugares de ocio).
También pertenecen al mismo tipo de análisis los estudios sobre consecuencias del cambio económico, por ejemplo, destrucción de industrias textiles, constructoras o navieras, o sobre condiciones de vida y laborales en las ciudades. En este caso, se hace patente la gran relación que existe entre la sociología urbana, la economía, la geografía económica y la política.
Otro problema lo constituyen las consecuencias de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación sobre las zonas residenciales, los puestos de trabajo y las formas de transporte de las ciudades.
Un último sector macro son las investigaciones urbanas comparativas. En este caso, se trata de detectar las regularidades de la estructura de las ciudades y en su desarrollo por fases, las desigualdades regionales de un país, surgidas como consecuencia de los cambios en la estructura económica, las cuestiones relacionadas con las causas de la decadencia o el nuevo auge de las ciudades, así como la jerarquía nacional e internacional de las ciudades.
En cambio, en los estudios de nivel micro o individual, se investiga la conducta de los habitantes de las ciudades. Ejemplo típico son los estudios sobre la migración campo-ciudad, las condiciones de vida de las minorías étnicas y su integración social, las formas de vecindad urbana, las condiciones de vida en los grandes polígonos, así como las redes osciles y las élites de una comunidad. En tales macroestudios se dilucida, por ejemplo, la distribución de los habitantes de la ciudad debida a la desigualdad social (ingresos) y el estilo de vida de ciudadanos que viven en espacios muy apretados.
Las teorías de la sociología urbana proceden de distintas tradiciones de investigación. La tendencia principal es la de la ecología humana y social, desarrollada en los años 1920 en Chicago y que, desde entonces, se ha expandido en diversas especialidades. Su supuesto central es que las comunidades humanas, en su concurrencia por los recursos escasos (el suelo, por ejemplo), se adaptan a su medio y lo transforman con nuevas tecnologías y reglamentaciones normativas. El punto de partida lo constituye la división del trabajo o, en general, la “organización de subsistemas” de la sociedad. Dentro de esta teoría se han formulado distintos modelos de estructura y desarrollo de las ciudades. La ecología social ha descuidado, sin embargo, en sus análisis algunas dimensiones, sobre todo la influencia de la especulación del terreno y de la política. Por otro lado, en las investigaciones sobre las ciudades y en la New Urban Sociology, hay también tendencias marxistas. Se trata en este caso, de estudiar la intervención estatal en el mercado de la vivienda y en la utilización del suelo, la relación de la planificación estatal o comunal con los distintos intereses económicos, así como las consecuencias de la división internacional del trabajo y la explotación del capital sobre el desarrollo de las ciudades.
Para quienes deseen ampliar sus conocimientos sobre esta rama de la Sociología General, se recomienda la lectura de los siguientes textos:

  1. "La cuestión Urbana", "La ciudad y las masas: sociología de los movimientos sociales urbanos" de Manuel Castells.

  2. "Sociología del pensamiento urbano" de Julio Fuentes.

  3. "Sociología Urbana" de S. García.

  4. "Urbanismo y desigualdad social" de D. Harvey.

  5. "Atlas metropolitano: el cambio social en las grandes ciudades" de P. Perulli.

  6. "La ciudad" de Max Weber.
 [1] Hillmann, Karl-Heinz: “Diccionario Enciclopédico De Sociología” pág. 915