24 de diciembre de 2013
23 de diciembre de 2013
NAVIDAD: ALEGRÍA Y ESPERANZA
La Navidad es (está llamada a ser) un tiempo de alegría y de esperanza. De alegría porque en él se recuerda y agradece la presencia del amor de Dios en la vida de todos los días, “tanto amó Dios al mundo que envió a su propio Hijo”, dice el evangelio de Juan. Los evangelios nos dan las coordenadas históricas del nacimiento en un pesebre en la periferia de un pequeño pueblo, que, salvo ciertos pastores, ignoró el hecho. Sin embargo, fue el humilde inicio de una presencia que va más allá de las fronteras del mundo cristiano y se extiende a la humanidad entera, hermanándonos en lo más profundo de nosotros mismos. Entre otras cosas, eso nos hace responsables los unos de los otros, lo expresa la pregunta de Dios a Caín, en las primeras páginas de la Biblia: “¿dónde está tu hermano?”, fraternidad que se arraiga en la filiación, todos somos hijas e hijos de Dios.
La relación y solidaridad con el otro nos hace seres humanos auténticos, por ello la paz, que implica integridad y concordia, es un tema navideño. Esa es la razón de su íntimo vínculo con la justicia en tanto reconocimiento de la dignidad y derechos de toda persona, sin justicia no hay paz dice, a cada paso la Biblia. Solo se acoge el don del amor de Dios –que recuerda la Navidad– en la medida en que inspira una vida marcada por el compromiso y servicio hacia los otros, en particular hacia los más pobres y olvidados. La Navidad no es una breve pausa de paz –una puesta entre paréntesis– en medio de la indiferencia ante la postergación y el sufrimiento de tantos, sobre todo de aquellos que Jesús considera sus preferidos, como el papa Francisco no cesa de repetirlo.
La Navidad es, asimismo, un tiempo de esperanza. Algo que parecería ir a contracorriente del curso presente de la historia, ante la pobreza y la marginación de personas y pueblos, el hambre de mil millones de seres humanos en el mundo actual, una desigualdad creciente en nuestro país que hace que el presente desarrollo económico reserve migajas para los más pobres, que salen de la miseria y poco después regresan a ella –y todo a pie o a lo más en combis– según volubles datos estadísticos, el desconocimiento del derecho de los pobres a tener los mismos derechos (y no todos económicos) que todos los demás. En esas condiciones ¿cómo vivir la alegría de que hablábamos?, ¿cómo encarnar la esperanza en nuestra realidad?, ¿cómo hacer que la Navidad sea un motivo de “alegría para todo el pueblo”, según afirma el evangelio de Lucas?
La esperanza es, en primer lugar un don de Dios, un don que debe ser acogido creando en la historia, en nuestro mundo, en la vida de todos los días, razones de esperar; ello supone compromisos realistas y transformadores de situaciones que no corresponden a las exigencias del Evangelio. Desde la primera Navidad no es posible separar la historia humana de la fe cristiana. Cuando a Jesús le preguntaban dónde vivía respondía que lo siguieran y lo vieran ellos mismos; si lo interrogaban por su identidad, decía vean mis obras, obras de compasión, de misericordia, es decir con el corazón puesto en el mísero, en el pobre, el sufriente, el insignificante. Y con ternura como dice, y con mucha razón, el papa Francisco.
Por otra parte, esperar no es aguardar pasivamente, debe llevar al empeño de forjar activamente razones de esperanza, en nuestro caminar, y dar cuenta de ello. La esperanza en el amor de Dios es una vivencia que no se confunde con una utopía histórica o un proyecto social; pero, puede ser un factor, entre otros, que los genere en la medida en que ellos permiten encontrar los caminos concretos para llevar a cabo la voluntad de construir una sociedad justa y fraterna. No hablamos de una esperanza fácil, pero por frágil que pueda parecer, en algunos momentos, es capaz de echar raíces en el mundo de la insignificancia social, en el mundo del pobre, de encenderse, aun en medio de situaciones difíciles, y de mantenerse viva y creativa.
Evitemos que el consumismo de estos días consuma nuestro testimonio del mensaje de fe y amor por toda persona, y en particular por los que sufren pobreza y olvido, que Jesucristo nos ha legado.
Por: Gustavo Gutiérrez
4 de diciembre de 2013
¿MARXISMO O ENSEÑANZA SOCIAL DE LA IGLESIA?

Limbaugh se refiere a la nueva exhortación apostólica: Evangelii Gaudium o La alegría del evangelio, en la que el papa Francisco delinea su visión de la proclamación del evangelio por parte de la Iglesia.
Para los católicos, a quienes entusiasma el estilo despreocupado del Papa, el documento representa un refrescante cambio respecto al discurso tradicional. "Hay cristianos cuyas vidas parecen ser Cuaresma sin Pascua", lamenta el Papa. "Quiero recordar a los sacerdotes que el confesionario no debe ser una cámara de torturas". Denuncia una especie de "mundanalidad espiritual" que se "oculta tras una máscara de piedad", advierte sobre los "cascarrabias" que sustituyen el amor por Jesucristo con el amor por la Iglesia y rechaza la forma de pensar derrotista que transformaría a los cristianos en "momias dentro de un museo".
Ciertamente la prensa se ha concentrado en esas páginas —parte de un documento de 50,000 palabras— que arrojan una crítica intensa al sistema económico mundial, lo que el papa Francisco califica como "una economía de exclusión e inequidad".
Aquí es donde Limbaugh ataca: "El Papa ahora ha trascendido al catolicismo, esto es puramente político". Más "entristecido" que indignado, Limbaugh declara que "es muy claro que (el Papa) no sabe de lo que habla cuando se trata del capitalismo, el socialismo y cosas así".
No obstante, las palabras "capitalismo" y "socialismo" no figuran en el documento. Sin embargo, no es difícil entender lo que el Papa quiso decir: "Así como el mandamiento 'No matarás' establece un límite claro para salvaguardar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir 'No debes' a una economía de exclusión e inequidad. Esa clase de economía mata".
Al ser el primer Papa procedente del hemisferio sur, al haber vivido el colapso financiero de la economía argentina, al haber sido un obispo que animó a sus sacerdotes a trabajar en los barrios bajos, el papa Francisco conoce la economía desde el punto de vista de quienes están en el fondo. Al denunciar el culto al dinero, se pone firmemente en contra de un "mercado deificado" en el que las masas de seres humanos son espectadores impotentes, si no es que "sobras" desechables.
Limbaugh reconoció que no es católico, aunque dice que "se ha visto tentado a explorarlo en varias ocasiones"; no obstante, "sabe lo suficiente como para saber que hace unos años habría sido impensable que un Papa pensara o hablara así".
Sin embargo, hay poca diferencia entre el papa Francisco y las declaraciones proféticas de sus predecesores. Lo que ofrece no es "marxismo", como dice Limbaugh, sino una enseñanza social católica básica que nació hace más de un siglo. Tanto el papa Juan Pablo II como Benedicto XVI advirtieron explícitamente sobre el capitalismo liberal y la dictadura del mercado y emitieron encíclicas que, a causa de su énfasis en la justicia social y en la "opción para los pobres", Rush Limbaugh calificaría muy seguramente como el elixir mismo del "marxismo".
Sin embargo, es probable que el papa Francisco haya tocado un punto álgido. En el párrafo de su documento que se ha citado con mayor frecuencia, señala: "Algunas personas todavía defienden las teorías de los beneficios económicos en cadena en las que se asume que el crecimiento económico, animado por el libre mercado, logrará inevitablemente que crezca la justicia y la inclusión en el mundo".
"Esta opinión, a la que los hechos nunca han respaldado, manifiesta una confianza ingenua y burda en la bondad de quienes ostentan el poder económico y en el funcionamiento sacralizado del sistema económico predominante. Mientras tanto, los excluidos siguen esperando".
En este punto se podría decir que esto ya es personal, ya que trasciende a los ruegos tradicionales por los pobres para desafiar uno de los dogmas predominantes entre la élite a la que nuestra economía beneficia: la idea de que lo que beneficia a los más ricos —como las exenciones fiscales o la desregulación financiera— inevitablemente beneficiará a quienes están en el fondo.
Fuera de que estas afirmaciones tengan el respaldo de los hechos, el papa Francisco arremete contra los efectos corrosivos que esta clase de ideología tiene en nuestra capacidad de sentir compasión y de interesarnos por los demás.
"La cultura de la prosperidad nos hace insensibles; nos encanta que el mercado nos ofrezca algo nuevo que comprar. Mientras tanto, todas esas vidas frustradas por la falta de oportunidades parecen un simple espectáculo; no logran conmovernos". Limbaugh cree que esta declaración en particular es tan desconcertante que la repite tres veces.
Los analistas de negocios tal vez salgan en defensa del mercado. Sin embargo, al papa Francisco no le interesa entablar un debate sobre la "generación de la riqueza". Pertenece a una tradición que se remonta a los profetas de Israel, cuya prueba de fuego moral fue el bienestar de los miembros más vulnerables y menospreciados de la sociedad.
El papa Francisco asumió la labor de dar voz a los que no la tienen, de despertar la consciencia de los cristianos, de ayudar a crear una cultura de la solidaridad. Dice que anhela una "Iglesia pobre y para los pobres". Tal vez lo que lo distinga de sus predecesores es simplemente que esta es su prioridad y que evidentemente pretende hacer que la Iglesia rinda cuentas al respecto.
Claro que a nadie le preocupa un papa que se dedique a los enfermos y que ame a los pobres. Pero cuando se atreve a reflexionar sobre las causas morales y estructurales de la pobreza, la cosa cambia.
Como señaló Dom Helder Cámara, otro obispo profético de América Latina: "Cuando doy alimento a los pobres me llaman santo. Cuando pregunto por qué son pobres, me llaman comunista". Hay cosas que no cambian.
FUENTE: CNN
3 de diciembre de 2013
PRUEBA "TILSA"
El día de hoy han salido los más recientes resultados de la famosa evaluación PISA (Program for International Student Assessment); dicha prueba se basa en el análisis del rendimiento académico en dos áreas fundamentales de la formación estudiantil: Comprensión lectora y razonamiento matemático, y para este año, se ha tomado en cuenta un tercer criterio: ciencia y tecnología. Es importante mencionar que dicha prueba es aplicada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE); también es importante mencionar que dicha prueba no se aplica a todos los países del mundo, pero cuyos resultados se consideran los más objetivos, aunque no escapa de críticas razonables.
Como de costumbre, los peruanos, esperanzados, leímos dichos resultados y vemos, en lo personal, sin sorpresas, que nos ubicamos en el último lugar de los 65 países evaluados. Inmediatamente las críticas salieron y los titulares virtuales de los principales medios de comunicación informaban que "estamos peor", "somos el último lugar de América Latina", "estamos en la cola del mundo", etc; sin embargo hay que saber leer las cifras y, es realmente gracioso, leer los gráficos comparándonos con EE. UU., Finlandia, Japón, etc., si leemos los cuadros así, por obvias razones, siempre quedaremos mal; hay que leer los datos estadísticos en forma comparativa con nosotros mismos, es decir, analizar la forma en que estamos evolucionando como país. Si leemos así los datos, podremos comprobar que hemos mejorado, no como deberíamos, no como quisiéramos, pero estamos mejor en comparación a la última prueba PISA del 2009.
Ahora bien, ¿de quién es la culpa?. A eso nos dedicamos los peruanos: siempre buscamos culpables, y más aún en un tema tan importante como la educación. La respuesta más obvia: el Estado; y no dejamos de tener razón al afirmar eso, un Estado reducido, que maltrata a los maestros, que no les garantiza sueldos de calidad, que no les brinda de la capacitación y materiales adecuados, que no proporciona de infraestructura adecuada para el normal desarrollo de las labores académicas.
También debemos mirarnos al espejo, ¿qué hacen los profesores? En los últimos años se ha duplicado el sueldo a los maestros, sin embargo no vemos aún un compromiso activo por la educación. El SUTEP sigue significando una piedra para una adecuada y real transformación de la educación desde los propios maestros. Ojo digo SUTEP, no sindicatos ni gremios. ¿Qué hacen los padres para apoyar el la educación de sus hijos? Los padres y madres son los primeros actores y sin embargo son también los primeros que se desentienden de la educación de sus hijos al creer que para eso está el colegio. ¿Qué hace el mercado?, con la excusa de que el mercado se regula solo, han proliferado una inmensa cantidad de colegios privados de pésima categoría, engañando a padres de familia incautos que creen que "porque es particular es mejor" o "porque es particular aprobarán a mi hijo".
Por otro lado los medios de comunicación embrutecen la mente de padres e hijos al transmitir programas, como "El valor de la verdad", que en su más reciente edición tuvo como invitada a la modelo Tilsa Losano y que contando y exponiendo los secretos de alcoba que deben quedar en las cuatro paredes de una habitación, ha hecho mayor audiencia que otros programas en ese horario. ¿Por qué tanta audiencia? Ley de oferta y demanda en su máxima expresión. Diarios chichas, herederos de la década mafiosa de los 90's ponen en titulares el tema Tilsa y perpetúan un sistema que embrutece a la ciudadanía y también perpetúan un sistema machista que sigue viendo a las mujeres como objetos sexuales y que son tan incapaces de que lo único que les queda es buscar un hombre con plata.
La prueba que más pena me da que hemos reprobado como sociedad es la prueba Tilsa; después no nos quejemos porque nuestros hijos saben qué famoso estuvo con qué jugadora y a las justas recuerdan cuanto es 5x0.
25 de noviembre de 2013
18 de noviembre de 2013
DÉBIL Y SIN AUTORIDAD
La teoría neoliberal del Estado nos enseña que este gran Leviatán debe estar dormido y solo despertar para garantizar el orden, seguridad y paz necesarias para la inversión privada; sin embargo parece ser que en el Perú este Leviatán más para sonámbulo ya que la mayor parte del tiempo está en piloto automático o no sabe qué hacer.
La semana pasada la terminamos con varios hechos políticos que han generado una grave (tal vez la más fuerte) crisis del actual gobierno, todo ello por la falta del principio de autoridad de las instituciones políticas encargadas de hacer cumplir el orden y la ley.
En primer lugar, un preso (Fujimori) se pasea a los policías que lo resguardan en prisión para dar su segunda entrevista en lo que va del mes; ¿quién detiene al dictador? o ¿acaso existen intereses ocultos y poderes fácticos que impiden el accionar efectivo de las autoridades penitenciarias?. El ministro de Justicia y el jefe del INPE aparecen (quiero creerlo así) sorprendidos y anuncian severas sanciones para el reo infractor, ¿cuáles? Si se supone que tras su última entrevista se anunció el corte de la línea telefónica, sin embargo Fujimori sigue gozando de varias prerrogativas que este gobierno le permite.
En primer lugar, un preso (Fujimori) se pasea a los policías que lo resguardan en prisión para dar su segunda entrevista en lo que va del mes; ¿quién detiene al dictador? o ¿acaso existen intereses ocultos y poderes fácticos que impiden el accionar efectivo de las autoridades penitenciarias?. El ministro de Justicia y el jefe del INPE aparecen (quiero creerlo así) sorprendidos y anuncian severas sanciones para el reo infractor, ¿cuáles? Si se supone que tras su última entrevista se anunció el corte de la línea telefónica, sin embargo Fujimori sigue gozando de varias prerrogativas que este gobierno le permite.
Otro hecho, que tiene para rato, es el caso López Meneses, mano derecha del ex asesor presidencial Vladimiro Montesinos y uno de los hombres que colaboró durante la la década de los 90 en la construcción de lo que Henry Pease acertadamente llama el Estado mafioso, ¿qué han hecho los sucesivos gobiernos (desde Paniagua hasta Humala) por desactivar las fuertes redes de corrupción que Fujimori y Montesinos se encargaron de tejer durante 10 años?. Poco o nada, de ahí que tratar de ponerle a este Estados otro adjetivo resulta un tanto innecesario, seguimos en un Estado mafioso, a ocultas, bajo la mesa, pero mafioso al fin de cuentas.
Resulta sintomático que, en un Estado mafioso, se trate de ocultar la información, a los culpables y si los hay, estos son salvados de toda culpa; por eso no sorprende oír a un almirante retirado de marina decir "Las FF. AA. sirven al Estado, no a un gobierno ni a una persona" ¿indirecta mandada al presidente Humala? ¿acaso está perdiendo la poca autoridad que tiene dentro de las FF. AA?. Hoy en la tarde, y creo como respuesta a dichas declaraciones, nuestro presidente sale a decir que la culpa de todo el caso López Meneses la tiene la policía, generándole flaco favor a las relaciones entre las FF. AA. ¿acaso el ejército no tiene también responsabilidad? Humala está perdiendo autoridad, legitimidad y aceptación popular, caldo de cultivo perfecto para que posiciones extremistas y ultra radicales tomen posición en el escenario político.
¿Qué debería hacer Humala? Fácil, consultarle a su señora y a su familia, o ¿acaso no es este un gobierno familiar? ¿Qué debemos hacer nosotros, los ciudadanos? Por el bien de la democracia, esperar a que bien o mal, Humala termine su mandato y esperar a las próximas elecciones, aunque el panorama parece ser el mismo o peor.
9 de noviembre de 2013
DIPANKAR GUPTA
Nacido en 1949, es doctor en Sociología por la Universidad Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi, en la que ha ejercido de profesor durante casi treinta años. Asimismo, ha impartido clases en varias universidades de Europa (Londres, París, Belfast, Estrasburgo, Bilbao) y de Estados Unidos (Massachusetts, Toronto, Washington).
En la actualidad es director del Centro para Asuntos Públicos y Teoría Crítica de la universidad Shiv Nadar. También es miembro de varios comités de dirección.
Autor de numerosas publicaciones, uno de sus últimos libros es el titulado "Revolution from Above - India's Future and the Citizen Elite", en el que analiza la responsabilidad que tienen las elites sociales de su país, en realidad de cualquier país, para liderar las mejoras sociales de su sociedad.
El último capítulo del libro se titula 'The Basque in Spain: From a Basket Case to a Model of Development' y en él se plantea "como ejemplo a tener en cuenta, el papel que han jugado los lideres de la sociedad para sacar a esta parte del País de los Vascos de la crisis de finales de los 70 y principios de los 80 y convertirla en un referente internacional económico, cultural y social", han explicado desde la Fundación Sabino Arana.
FUENTE: 20 minutos
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