31 de mayo de 2011

ENTREVISTA A FÉLIX JIMÉNEZ

No todos te conocen como economista y pareciera ser que la derecha no sabe quién está detrás del equipo de Ollanta Humala. ¿Cómo llegaste al equipo y cuál es tu formación?
Lo que ocurre en nuestro país es que hay poca dedicación por conocer temas académicos que se desarrollan sobre todo en las universidades. Me imagino que esa es la razón por la que no se me conoce fuera del mundo académico. Tengo varios libros y artículos que publico con cierta regularidad. He escrito un libro de macroeconomía de dos volúmenes que no sólo se usa en universidades nacionales, además de otros trabajos sobre economía peruana que también son conocidos. Por último, escribo con cierta regularidad en la columna de actualidad económica del diario La República.

Entonces sí eres conocido.
A mí me gustaría que se conozcan más las cosas que escribo, que la gente que no es de la especialidad lea las cosas que los académicos producimos.

¿Ha sido difícil para ti pasar de la academia a la política, de lo teórico a lo práctico?
Yo inicialmente me formé como matemático. Después, por mi vocación social, derivé a la ciencia económica y me interesó mucho conocer los distintos enfoques que hay en la economía. Me fui al Colegio de México, y luego estudié en los Estados Unidos, en la New School University. Creo que hay que conocer todos los enfoques para poder, primero, optar por alguno y, segundo, ver si alguna vez se pueden repensar para economías como la nuestra, porque generalmente se desarrollan para las que ya están industrializadas.
Mi vocación social obviamente me deriva a la política. Yo soy un convencido de que el Perú necesita cambios. Hay problemas estructurales históricos que se mantienen y que impiden que el país se desarrolle. Se sabe que desde la conquista o, para no ir tan lejos, desde la independencia, los grupos de la sierra y de la selva nunca han sido beneficiarios de la modernidad. Todos sabemos que en el Perú la construcción de la nación, entendida como comunidad política territorializada con integración social y económica, se truncó. Por eso hablo de una fractura. Necesitamos que esa nación termine de construirse para hablar de una verdadera comunidad política. La manera de hacerlo, y eso es la novedad de la propuesta de Gana Perú, es desarrollando mercados internos.
El desarrollo de los mercados internos permitirá conectar a estas poblaciones excluidas y marginadas de la sierra y de la selva con la modernidad. El Estado tiene una enorme responsabilidad para que esto ocurra. Por eso es que planteamos como un eje político la generación de las condiciones para que se desarrollen los mercados internos. El otro de eje es el financiamiento competitivo. Estamos planteando desarrollar el mercado de capitales en soles para que sea posible que las pequeñas y medianas empresas, empezando por aquellas que tienen buen historial crediticio, empiecen a financiar sus inversiones emitiendo deuda en el mercado de capitales. Es decir, que estén en capacidad financiera de cambiar sus procesos de producción y de ampliar la capacidad productiva. Si esos ejes de políticas se dan, yo creo que esta integración que falta en el país se va a producir y vamos a ir seguros hacia la culminación de la construcción de la nación.

Eso explicaría el buen recibimiento que tiene Ollanta Humala y su propuesta en el interior del país, pero no en Lima. ¿Por qué la burguesía y clase media limeñas le tienen tanto miedo a la palabra “cambio”?
Creo que es responsabilidad de todos nosotros. Los sociólogos, cientistas políticos o economistas tenemos la responsabilidad de explicar eso. Deberíamos llegar a algún consenso para identificar cuál es la manera más segura de que esta fractura termine y que el país se enrumbe por la senda del desarrollo social, económico, político y cultural. A pesar de que algunos digan que la formación e información política en las zonas rurales y poblaciones nativas es inferior a la que tiene la población urbana, eso no es cierto. Ellos están más informados de las razones por las cuales el crecimiento económico no les llega. Por eso, cuando Ollanta dice que hay que desarrollar mercados internos y que eso es plata en el bolsillo de la gente, ellos lo entienden. Fortalecer la economía nacional de mercado significa vincular a la población rural con la modernidad y mejorar sus condiciones de vida.

Tú eres jefe del plan de gobierno de Gana Perú. Eres el economista mayor y la cara más visible. ¿Le enseñas a Humala un poco de economía? ¿Cuánto sabe Ollanta de la materia? La derecha se agarra de ese miedo al cambio de modelo económico, un supuesto salto al vacío.
No soy el economista mayor. En el equipo de Plan de Gobierno hay economistas muy buenos, con formaciones muy importantes. Están José Oscátegui y Santiago Roca, por ejemplo, y ahora se han incorporado muchos más que son bastante conocidos: Óscar Dancourt, Kurt Burneo…

Es un equipo mucho más sólido que el de Fujimori.
Si estamos hablando del equipo actual, enriquecido con las incorporaciones de otros economistas, yo creo que sí, por formación y por experiencia de gobierno, pero algunos grupos de poder y cierta prensa se oponen al cambio. Se oponen a que el país crezca generando inclusión social y distribuyendo mejor la riqueza. Yo creo que ese es el tema central.

¿Pero tú crees que en realidad se opongan a eso? Querer inclusión social es básicamente tener sentido común.
Yo no veo otra explicación. Si no, ¿Por qué crees que cuando se dice que vamos a cambiar la manera de crecer, inmediatamente lo asocian con que estamos en contra de la economía de mercado? Lo que en el fondo estamos diciendo es que la actual manera de crecer ha descuidado el desarrollo de los mercados internos, ha acrecentado la vulnerabilidad de la economía ante shocks internacionales adversos y la distribución de los ingresos ha sido muy desigual.
Ese es el modelo que queremos cambiar, pero cuando decimos que queremos hacerlo, ellos dicen que nuestra intención es la de cambiar la economía de mercado, estatizándolo todo. Si leyeran con detenimiento y rigor el plan de gobierno y lo resumieran con honestidad, sacarían la siguiente conclusión, que es nuestra propuesta: cuando Gana Perú dice que quiere cambiar el modelo, está diciendo que quiere desarrollar mercados internos. Nosotros no solamente no cuestionamos la economía de mercado, sino que planteamos expandir los mercados que ya existen.
Esto se tergiversa porque hay cierto grupo de poder y determinada prensa que quieren que sus posiciones de poder económico y de privilegio se mantengan. Examina quiénes controlan determinados sectores y veremos si es que esos mismos grupos promueven la libre competencia. Porque aquel que cree realmente en la economía de libre mercado, como ellos dicen, debería combatir los oligopolios y los monopolios, pensar en fortalecer los organismos reguladores, promover eficiencia y libre competencia en los mercados.
Lo que vemos, en cambio, nos muestra que no existen tales preocupaciones. Hemos escuchado criticar en los últimos meses que se han reducido los aranceles, sobre todo de los insumos alimenticios. ¿Hemos escuchado criticar que esta reducción de los aranceles no llega a la población porque hay oligopolios importadores que se benefician de esa reducción y no bajan los precios de los insumos realmente para producir los alimentos? No, porque existe una indisposición a cambiar el estado de situación en el que están estos grupos, y por eso es que postulan políticas sociales asistencialistas, que nunca van a resolver la fractura que hay en el país.

¿Dónde se ubicaría un gobierno de Gana Perú en América Latina? ¿Cuáles serían las alianzas?
Conozco a Humala desde fines del año 2005, cuando integré el equipo de plan de gobierno que dirigía en esa época Gonzalo García Núñez. Yo fui el responsable del programa económico. Mi experiencia directa me dice que es lamentable que los medios no destaquen sus cualidades. Ollanta Humala no solamente tiene una visión de cómo desarrollar el país, sino también una visión geopolítica importante. Si los periodistas y la prensa en general se dedicaran a preguntarle acerca de estos temas, mucho bien le habría hecho a la campaña. Él tiene una visión de integración que toma en cuenta básicamente el fortalecimiento de la Comunidad Andina, el Unasur y el Mercosur. Una visión de desarrollo que mira primero a los países andinos y, a partir de esa mirada, se proyecta al conjunto de la región latinoamericana.

Da la sensación de que en los años 90 la discusión ideológica se trasladó a la economía. El Instituto Peruano de Economía fue un instituto neoliberal y ahora la Universidad Católica representa un poco el entorno técnico de Ollanta Humala. ¿Tú dirías que ha habido una confrontación en la que, ahora sí, ustedes proponen en lugar de estar a la defensiva, como en los últimos años?
En los años noventa se practicó un tipo de política macroeconómica que no explicó el crecimiento de cuatro años, ya que la economía sólo creció en los años 94, 95, 96 y 97. Para que se entienda por qué no se administró bien la cosa económica en los noventas, hay que recordar que las crisis asiática y rusa provocaron no solamente una recesión prolongada, sino que implicó quiebras bancarias y destrucción de los ahorros de la gente. Significó un endeudamiento del Estado porque salió a rescatar al sistema bancario con cerca de mil millones de dólares.
La forma cómo se gestionó la economía nos llevó a ese desastre. No fue una administración que protegió al país de los shocks internacionales adversos. Entonces, cuando se dice que el crecimiento que vemos ahora se debe al exitoso manejo económico en los noventas, es mentira, y algunos economistas que estábamos integrados en la revista Actualidad Económica criticamos las políticas de ese período.
Luego de diez años de dictadura, se comenzó a consolidar nuestra democracia, primero con Paniagua y luego con Toledo. Justamente esa generación de oportunidad democrática da lugar a que muchos profesionales nos incorporemos como funcionarios en las áreas de economía durante el gobierno de Perú Posible. En los años 2002 y 2003 se hicieron reformas importantes en materia de política monetaria y fiscal. Recién con esas reformas importantes se consolida en nuestro país la estabilidad macroeconómica y la economía empieza a crecer. Esas políticas permitieron salir de la recesión en la que estuvimos debido a las crisis asiática y rusa.
El equipo del directorio del BCR estuvo constituido por Oscar Dancourt, Daniel Schilowsky, Kurt Burneo, Gonzalo García, Carlos Castro, que son los que apuntalaron la reforma en materia de política monetaria. Ellos hicieron posible que se introdujera un nuevo esquema institucional de política monetaria basada en metas de inflación y en una regla donde el instrumento de la política monetaria es la tasa de interés de referencia del BCR. Se intentaba evitar los problemas que tuvimos en los años 99 y 2000, de crisis bancaria, de recesión y de endeudamiento mayor del Estado en moneda extranjera.
En materia de política fiscal, con Kurt Burneo como viceministro de Hacienda, se hicieron cambios importantes. Uno de ellos fue reducir el enorme riesgo de refinanciamiento que tenía la deuda pública que fundamentalmente era externa, o sea, en moneda extranjera. Año tras año se tenía que destinar más de 2 500 millones de dólares en pago de servicio a la deuda. Una de las principales preocupaciones era bajar el monto de ese servicio y reperfilar la deuda para no distraer muchos recursos al pago de la deuda externa. Para esto, se creó el Programa de Deuda Pública Interna, un programa de creadores de mercado que empezaron a desarrollar la deuda pública interna en soles.
Lo resumo: la estabilidad macroeconómica actual se debe a las reformas que se hicieron en materia fiscal y de política monetaria en el 2002 y 2003, y de ninguna manera a lo realizado en los años 90.

¿Cuál es la diferencia que podría haber con una propuesta económica de Toledo o incluso de PPK? ¿Por qué Toledo se aleja tanto en la campaña de Gana Perú, hablando de un salto al vacío, si es que hay economistas y técnicos de Perú Posible que ahora trabajan con ustedes?
Yo conozco al Presidente Toledo desde los años setenta. No he conversado con él, pero imagino que esa expresión fue una que resume la manera de hacer política en un período electoral en nuestro país: nunca se va al fondo de los temas importantes. Hay que mencionar, sin embargo, que Toledo tuvo al interior de su equipo de plan de gobierno a gente no solamente honesta, si no también muy preparada, como Burneo y Dancourt, por ejemplo. No es casual entonces que ellos hayan encontrado la coincidencia con Gana Perú. Nosotros planteamos lo mismo, pero con otras palabras.

Hubiera sido bueno que Toledo se acercara más en términos económicos.
Yo creo que hubiera sido bueno para el país que después del resultado de la primera vuelta, el presidente Toledo se acercara más a Gana Perú. Hubiéramos empezado un período nuevo, cambiando la manera en cómo se hace política en el Perú.

¿Qué debe hacer Humala en estas semanas para no seguir perdiendo votos o evitar el crecimiento de Keiko Fujimori? ¿Deberá, como sugiere Caretas, maquillarse?
Todos tenemos que contribuir. Hay que explicar más nuestra propuesta. Lo que pasa es que nos han tenido a la defensiva. Si te atacan, a veces es difícil responder con propuestas. ¿Qué podemos hacer si los ataques se incrementan? Si constantemente te arrinconan, con mentiras y difamaciones, lo que tú digas no se toma en cuenta, y eso es lo que está pasando. Ollanta ya ha deslindado con Chávez, y con todas las acusaciones que le hacen, y ahora dicen que vamos a “meter mano” en los fondos de los afiliados de las AFP. Es una gran mentira. Yo soy un economista profesional y jamás estaría de acuerdo con eso. Ya el Ministerio de Economía ha mandado un proyecto de ley al Congreso para blindar los fondos de las AFP puesto que supuestamente hay un candidato que quiere adueñárselos. Esto es una falta de respeto a la población, porque por constitución esos fondos están garantizados, son intangibles. Además, son propiedad privada de la gente, y nadie puede tocarlos.
No hay Estado en el mundo cuyo gobierno haya conspirado contra la moneda nacional para generar caos financiero y favorecer a un candidato presidencial. Eso sucede aquí y ahora. Desde el Gobierno se habla del blindaje, del aumento del límite a las inversiones en el exterior de las AFP, de estatización. Todo esto produce no sólo incertidumbre sino caos financiero. La gente va a querer sacar su plata fuera del país, va a haber fuga de capitales y eso no beneficia a la mayoría. Pasó en el 99: salió mucho capital y el BCR no tenía las reservas suficientes para proteger la economía interna. Nosotros tenemos la responsabilidad, como privilegiados por nuestros estudios, de informar bien. Esto que está haciendo el gobierno es atentatorio contra toda la sociedad. Pero, como dijo Oscar Wilde, hay que soñar con la utopía. Y yo creo que en algún momento esa utopía se va a llegar a plasmar.

MARIO VARGAS LLOSA RENUNCIA A EL COMERCIO

25 de mayo de 2011

LA CANTUTA

A propósito de la segunda vuelta electoral, en la que compite la candidata del clan durante cuyo mandato se produjo la masacre de La Cantuta –uno de los crímenes más mordaces de aquel régimen–, viene al caso refrescar la memoria de algunos lectores que quizá no tengan tan presente aquel fatídico suceso. Es necesario recoger los testimonios acuciosamente documentados de semejante barbarie, perpetrada por la extinguida dictadura que hoy, apenas algo maquillada, amenaza con volver al poder.

La tenacidad y valentía de un puñado de periodistas, fiscales y políticos permitieron sacar a la luz una de las horrendas vilezas de los que, con el pretexto de combatir el terrorismo, asesinaron a compatriotas indefensos.

Raida Cóndor, madre de Armando, Gisela Ortiz, hermana de Luis, y los demás familiares de las víctimas de La Cantuta consiguieron extraer energía de su dolor y afrontar durante largos años las intimidaciones provenientes del poder de turno hasta conseguir que se descubra la cruel verdad y se haga justicia.

El periodista Edmundo Cruz reconstruyó con incisiva claridad cómo se tejió la malla mortífera, cómo se diseñó un sistema perverso dentro del aparato del Estado, que solo es comparable con los más negros totalitarismos. Cruz dejó claramente establecida la estirpe facinerosa de casi toda la estructura del poder de entonces. Los ejecutores actuaban con una sensación de entera impunidad, avalados por la complicidad (activa o pasiva) de los que acompañaron al personaje finalmente condenado a 25 años de prisión. Se sabían parte de una argolla poderosa que les cubría las espaldas. Esta no solo se encumbraba en las altas esferas de las Fuerzas Armadas, no se circunscribía a Fujimori y Montesinos, sino que incluía también tanto a subordinados parlamentarios como a periodistas de subsidio que pintaban de rosado el escenario ensangrentado. Debemos recordar que en el vergonzoso Congreso Constituyente, varios de los actuales líderes del fujimorismo recurrieron a inverosímiles artimañas para procurar la justificación de lo indefendible para los peruanos de bien.

Es fundamental honrar la memoria de los jóvenes y del profesor Muñoz, secuestrados y aniquilados en un descampado, pero también estar alertas ante el peligro del regreso de los lobos disfrazados de ovejas. Hasta la fecha los artífices del horror han conseguido asustar a muchos compatriotas que han olvidado quiénes son los que sostenían que las disidentes del servicio de inteligencia se habían autotorturado, que los que brindaron pistas para hallar las fosas en Cieneguilla eran senderistas y que en suma los que defendían los derechos humanos eran cómplices de la subversión.

Qué alivio, en medio de la fatalidad, que personajes tales como Edmundo Cruz, Ricardo Uceda, José Arrieta, Henry Pease, Roger Cáceres, Francisco Soberón, Víctor Cubas –para tan solo mencionar a algunos– estuvieron presentes en el momento preciso, esparciendo dignidad sobre nuestra mancillada honra. Y qué privilegio que contemos ahora con el coraje y la nobleza de nuestro Nobel, que alza su voz ante el mundo para denunciar las atrocidades que recaen sobre nosotros.

18 de mayo de 2011

EL FUJIMORISMO COMO SUBSISTEMA POLÍTICO

Se enseña en la universidad que la política se estructura y acciona como un sistema articulado de elementos que responden a una concepción orgánica, que es lo que le da sentido al ejercicio del poder por el gobierno.

Cuando el elemento rector del sistema político es la democracia, las piezas responden a este principio, que se convierte en normas y controles, que están en la Constitución y en las garantías de protección que se expresan en el Estado de derecho. De este modo, las instituciones, la distribución del poder, los derechos ciudadanos, las libertades, los controles políticos, la persecución del delito, la economía, los servicios, todo funciona como un engranaje orgánico que incluye la capacidad de resolver disonancias y garantizar la paz social.

No obstante, existen disfuncionalidades que pueden afectar a los sistemas democráticos. Cuando se rompen las reglas de los equilibrios legales y los gobernantes renuncian a su legitimidad de origen, para adquirir beneficios, concentrar poder y cometer delitos, recubiertos de impunidad, lo que se ha alterado es la esencia de la democracia como sistema de gobierno.

En la práctica, se ha generado un subsistema político, en el que quienes ocupan los cargos de poder, medran con el objeto de perpetuarse, perseguir, corromper, copar instituciones y hacer que el conjunto de los sistemas del país sean puestos al servicio de ese subsistema autónomo de poder, implantándose un régimen autoritario.

Por lo general, estos regímenes no acaban su composición subsistémica cuando dejan el gobierno. La corrupción, las redes de intereses establecidas, las conexiones y la necesidad de camuflarse en la legalidad para sobrevivir, les da la capacidad para funcionar en la sombra, a la espera de la primera oportunidad que le da una democracia, en la que no creen, para recuperar su botín preferido: el poder del Estado.

El Perú ha sido prolijo en la existencia de estos regímenes autoritarios. El último que funcionó como un subsistema autónomo fue el fujimorismo, nombre, obviamente, tomado del ingeniero Fujimori, que llegado al poder en elecciones democráticas, desconoció su origen, para dar un golpe de Estado y gobernar el país con una camarilla civil y militar, que durante diez años destruyó instituciones, robó, compró personas, violó derechos humanos y alteró sistemáticamente el Estado de derecho, hasta convertirlo en una piltrafa.

Los principales responsables del latrocinio: Fujimori, Montesinos y Hermoza han sido juzgados y sentenciados, pero los juicios por corrupción y delitos contra la vida aún continúan para juzgar a quienes tienen procesos abiertos; algunos están prófugos: Malca, Víctor Aritomi, Rosa Fujimori… Además, de los seis mil millones de dólares, que se estima robaron, apenas si se han recuperado 300 millones.

El fujimorismo, en tanto subsistema político corrupto, se ha cobijado en la democracia. No ha desaparecido; vive y tiene una alta probabilidad de ocupar nuevamente el poder.

No se trata de pedir cuentas a Keiko Fujimori, por la conducta de su padre. Tal pretensión es absurda. El problema es que si gana, es el fujimorismo el que recupera el poder, con toda su carga de autoritarismo, corrupción y destrucción de instituciones. Es el fujimorismo quien la ha puesto de candidata, son los cuadros del fujimorismo los que se aprestan a gobernar; son sus métodos los que volverán a funcionar, es Montesinos quien chantajeará con entregar videos comprometedores que Fujimori no logró recuperar, hasta conseguir su libertad y así, todo ese aparato que humilló al pueblo peruano volverá al poder ¿Para quedarse cuánto tiempo esta vez?

¿Y Humala? ¿Dará al país las garantías de transparencia democrática que el dramático dilema exige?

CARLOS IVÁN DEGREGORI CASO

Nació en Lima, en 1945. Estudió primaria y secundaria en el colegio La Salle y luego siguió estudios de antropología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Obtuvo el bachillerato en la Brandeis University de Boston (Estados Unidos) y la licenciatura en antropología social en la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga.

Fue antropólogo e investigador principal del Instituto de Estudios Peruanos, del cual fue director entre 1990 y 1993; profesor asociado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos e investigador del Instituto Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Entre el 2001 y el 2003 fue miembro de la Comisión de la Verdad y reconciliación, de cuyo informe final fue coordinador. Ha sido profesor en la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga y profesor visitante en la Universidad Libre de Berlín (Alemania), la École Superior des Hautes Études (Francia), la Universidad Internacional de Andalucía (España), la Universidad de Columbia, la Universidad de Winsconsin en Madison y la Johns Hopkins University (Estados Unidos).

Entre sus principales publicaciones se encuentran:
  • La década de la antipolítica. Auge y caída del fujimorismo.
  • No hay país más diverso. Compendio de antropología peruana.
  • Las rondas campesinas y la derrota de Sendero Luminoso.
  • El surgimiento de Sendero Luminoso.
  • Qué difícil es ser Dios. Ideología y política en Sendero Luminoso.
Lamentablemente murió el día de hoy 18 de mayo, víctima de una penosa enfermedad. Las Ciencias Sociales están de luto.

17 de mayo de 2011

EL FIN DE UNA ERA

El día de hoy, y luego de casi una semana de incertidumbre académica, en la facultad de Ciencias Histórico Sociales de la UNSA, contamos con nueva decana, la Dr. Eva Díaz, quien se convierte en la primera mujer en alcanzar dicho cargo en nuestra Facultad, esperemos que por el bien de la facultad, le vaya bien en su gestión.

Pero el asunto de esta entrada no es esta elección ni el proceso que llevó a la Dr. Eva al decanato de la facultad, como el mismo título dice, con esta elección creo que se termina una era importante en el desarrollo académico de la Facultad, la misma que concluye con el término del período como decano del Dr. Víctor Raúl Sacca Abusabal.

El Dr. Sacca inició su cuarto período (no consecutivo) como decano de la facultad con la difícil misión de hacer ingresar a esta institución académica al siglo XXI y recuperar el tiempo perdido en los últimos años por las autoridades anteriores, objetivo que creo se logró cumplir, obviamente con las limitaciones propias de la administración pública, las mismas que no mermaron el sentido del deber del Dr. Sacca en beneficio de la facultad; una prueba de ello es el pabellón que se construyó con el objetivo de ser sede del Instituto de Investigaciones Sociales (el único en el Sur del Perú), la informatización de la Facultad por medio de las aulas virtuales, la modernización de los equipos audiovisuales, el mejoramiento de las aulas, etc. Obras palpables que no seremos nosotros quienes juzguemos o reconozcamos, sino las generaciones futuras.

El Dr. Sacca es uno de los pocos docentes universitarios a dedicación exclusiva que realmente cumple ese título, es decir su único trabajo es en la universidad, a la misma que ha dedicado casi toda su vida. Nuestra facultad le debe mucho y sus discípulos (actualmente todos los profesores de sociología) aún más.

16 de mayo de 2011

VOTO CONTRA EL OLVIDO

A pesar de haber pasado más de un mes de las elecciones generales, aún existen personas y analistas que se lamentan y pierden el tiempo intentando explicar la difícil situación en la que nos encontramos los peruanos: elegir entre Ollanta Humala y Keiko Fujimori, ambos candidatos con una pasado político y familiar que deja mucho que desear y que el 50% de la población no confió en ellos en la primera vuelta electoral.

En este blog no intentaré dirigir el voto de nadie, ni mucho menos insinuar cuál debe ser la elección del elector, pero tengo que manifestar mi total disconformidad con el voto hacia Keiko Fujimori, por diversas razones, entre ellas:

Primero, la ausencia total de valores familiares como el amor por su propia madre, que se vio manifestada durante todo el gobierno de su padre y que  a pesar de las pruebas palpables de tortura hacia su madre por parte de Alberto Fujimori, ni se inmutó y ni protestó. Estudió en el extranjero con dinero mal habido durante los años que gobernó su padre y nunca explicó el origen de dicho dinero ¿Puede, entonces, una candidata de esta catadura moral siquiera soñar con ocupar la más alta magistratura nacional, ser un ejemplo de hija, esposa o madre si ni siquiera sintió por su madre cuando ésta era torturada de la manera más inhumana por Alberto Fujimori, y que hoy usa como un objeto más de su campaña electoral?, ¿puede prometer mejoras en la educación, si ni conoce la realidad educativa peruana, ya que estudió en el extranjero con dinero de las arcas públicas?

Segundo, la total ausencia de valores democráticos puestos de manifiesto durante la re-reelección antidemocrática de su padre en el año 2000, ya que mientras hacía el teatro de firmar en contra de la postulación de Fujimori, participaba activamente en los mítines y marchas a favor de la candidatura del dictador. ¿Puede manifestar respeto por la democracia, cunado ella fue parte del aparato estatal corrupto que implantó Fujimori en el Perú, cuando ella, supuestamente, no sabia nada de Montesinos y sus redes delincuenciales que mermaron las instituciones públicas hasta el día de hoy?

Tercero, por la dignidad del Perú, los peruanos, con la elección de Keiko Fujimori, estaríamos legitimando uno de los gobiernos más corruptos y delincuenciales que ha existido en la historia del Perú republicano, estaríamos "premiando" a un dinastía que, a pesar de lo bueno que hizo, los crímenes y asesinatos comprobados, fueron la constantes con tal de eliminar a la oposición del momento. Estaríamos legitimando a un presidente cobarde, que no se quedó en el Perú para afrontar sus delitos, y que muy por el contrario huyó del país para luego, burlándose del Estado peruano, renunció vía fax desde su natural Japón.

La decisión es nuestra: ¿Queremos más de lo anterior?.

9 de mayo de 2011

LA HORA DE LA VERDAD

Aunque no soy creyente, tengo muchos amigos católicos, sacerdotes y laicos, y un gran respeto por quienes tratan de vivir de acuerdo con sus convicciones religiosas. El cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo de Lima, en cambio, me parece representar la peor tradición de la Iglesia, la autoritaria y oscurantista, la del Index, Torquemada, la Inquisición y las parrillas para el hereje y el apóstata, y su reciente autodefensa, “Los irrenunciables derechos humanos”, publicada el 1 de mayo en Lima, justifica todas las críticas que en nombre de la democracia y los derechos humanos recibe con frecuencia y, principalmente, de los sectores católicos más liberales.

En su texto, desmiente que dijera jamás que “los derechos humanos son una cojudez” (palabrota peruana equivalente a la española gilipollez) y afirma que, en realidad, a quien aplicó tal grosería fue solo a la Coordinadora de Derechos Humanos, una institución dirigida por una ex religiosa española, Pilar Coll, que durante los años de las grandes matanzas perpetradas por la dictadura fujimorista llevó a cabo una admirable campaña de denuncia de los crímenes, torturas y desapariciones que se cometían con el pretexto de la lucha contra Sendero Luminoso. (La Comisión de la Verdad, que presidió el ex rector de la Pontificia Universidad Católica del Perú Salomón Lerner ha documentado estas atrocidades).

El cardenal Cipriani desmiente, además, que durante la dictadura hubiera guardado silencio frente a uno de los crímenes colectivos más abyectos cometidos por Fujimori y sus cómplices: la esterilización, mediante engaños, de unas 300.000 campesinas a las que, por orden del dictador, los equipos del Ministerio de Salud ligaron las trompas o castraron, asegurándoles que se trataba de simples vacunas o de una medida que solo temporalmente les impediría concebir. ¿Cómo es que nadie se enteró en el Perú de que el arzobispo había encontrado reprobables estos atropellos? Porque en vez de protestar públicamente ¡se limitó a hacerlo en privado, es decir, susurrando con discreción su protesta en el pabellón de la oreja del dictador!

El cardenal no suele ser tan discreto cuando se trata de protestar contra los preservativos y no se diga el aborto, o, para el caso, contra quienes en esta segunda vuelta de las elecciones peruanas apoyamos a Ollanta Humala. Por ejemplo, por haberlo hecho yo, me ha amonestado de manera estentórea y nada menos que desde el púlpito de la Catedral de Lima, durante un oficio. Me ha pedido “más seriedad” y ha clamado que cómo me atrevo a dar consejos por quién votar a los peruanos. El cardenal está nervioso y olvida que todavía hay libertad en el Perú y que cualquier ciudadano puede opinar sobre política sin pedirle permiso a él ni a nadie. (Claro que las cosas cambiarán si sale elegida la señora Fujimori, la candidata a la que él bendecía en aquel mismo oficio en el que me prohibía opinar).

No solo el arzobispo de Lima se excede en estos días de campaña y guerra sucia en el Perú. Una connotada fujimorista, también del Opus Dei como monseñor Cipriani, Martha Chávez, ha amenazado públicamente al presidente del Poder Judicial, el doctor César San Martín, eminente jurista que presidió el tribunal que condenó a 25 años de cárcel a Fujimori por crímenes contra los derechos humanos, con esta frase profética: “Tendrá que responder en su momento”.

Pero acaso lo más inquietante sean los intentos de purgar a los medios de comunicación, principalmente los canales de televisión, de periodistas independientes y probos, que se resisten a convertirse en propagandistas de la candidatura de la hija del ex dictador. El caso más sonado ha sido el de Patricia Montero, productora general, y José Jara, productor de un noticiero, ambos del Canal N, despedidos, según ha denunciado la primera de ellos, porque los directivos estimaron que habían “humanizado” al candidato Humala en los boletines (¿pretendían que lo animalizaran, más bien?). Estos despidos han provocado una verdadera tempestad de críticas, entre ellas de los más prestigiosos periodistas del propio Canal N, en defensa de sus colegas, y amenazas de renuncias masivas en caso de que continúe la caza de brujas. Lo cual parece haber paralizado por el momento el despido de la prestigiosa y experimentada periodista del Canal 4, Laura Puertas, a quien se reprocha también, por lo visto, padecer de total ineptitud para el servilismo.

Finalmente, una denuncia publicada el miércoles 4 de mayo en el diario “La Primera”, que dirige César Lévano, precisa que el gobierno, apoyado por empresarios mineros, habría encargado a los servicios de inteligencia del Estado un “Plan Sábana”, destinado a destruir la campaña de Ollanta Humala con los métodos delictuosos –espionaje telefónico, operaciones calumniosas y escandalosas filtradas a la prensa para minar su prestigio y el de su entorno familiar utilizando mercenarios y provocadores– con que, en 1990, el gobierno conspiró contra mí cuando yo fui candidato a la presidencia. La denuncia proviene, al parecer, de militares y civiles del servicio de inteligencia indignados de que se los utilice para fines políticos ajenos a su misión específica.

Todo esto merece una reflexión. Si estas cosas comienzan a ocurrir ahora, en plena campaña electoral, ¿no es fácil imaginar lo que sucedería en el caso de que la señora Fujimori ganara las elecciones y la dictadura fuji-montesinista recuperara el poder oleada y sacramentada por los votos de los peruanos? Los periodistas decentes y responsables expulsados de sus puestos no serían cinco (también han sido despedidos tres de Radio Líder- Arequipa) sino decenas, y las radios, los canales y los periódicos convertidos, como lo estuvieron durante los ocho años de oprobio que vivió el Perú, en órganos de propaganda encargados de justificar todas las tropelías y tráficos del poder y de cubrir de injurias y calumnias a sus críticos. No solo el doctor César San Martín sería víctima de su probidad y entereza magisterial. Todo el Poder Judicial se vería una vez más sometido a una criba implacable para apartar de sus cargos, o reducirlos a la total inoperancia, a los jueces que se resistieran a ser meros instrumentos dóciles del gobierno. Reparticiones públicas, Fuerzas Armadas, empresas privadas, serían, otra vez, incorporadas al sistema autoritario para que, de nuevo, el país entero quedara a merced del puñadito de forajidos que, entre los años 1990 y 2000, perpetró el más espectacular saqueo de las arcas públicas y los más horrendos crímenes contra los derechos humanos de nuestra historia.

Quienes quieren semejante futuro para el Perú no son muchos, pero sí son poderosos y, como están asustados con la perspectiva de que Humala gane las elecciones y cometa los desafueros y horrores de Hugo Chávez en Venezuela, están dispuestos a cualquier cosa con tal de asegurar el triunfo de Keiko Fujimori. Extraordinaria paradoja: con tal de evitar el socialismo, que venga el fascismo. ¡Y todo eso, en nombre de la libertad, de la democracia y del mercado libre!

En verdad, la disyuntiva que tiene por delante el Perú en las elecciones del 5 de junio próximo es la de salvaguardar la imperfecta democracia política que tenemos desde hace diez años y una política de mercado y de apertura al mundo que ha hecho crecer nuestra economía de manera notable, o volver a un régimen dictatorial que, guardando ciertas formas institucionales, restablecería en el gobierno a quienes, en complicidad con Fujimori y Montesinos, destruyeron el Estado de derecho, se enriquecieron cometiendo las más descaradas pillerías y durante ocho años perpetraron horrendos crímenes con el pretexto de combatir la subversión. A mi juicio en semejante disyuntiva la peor opción es Keiko Fujimori.

Ollanta Humala ha hecho un “Compromiso con el Pueblo Peruano” que conviene tener muy presente, no solo a la hora de votar por él, sino sobre todo una vez que acceda al gobierno, para recordárselo cada vez que parezca apartarse de alguna de sus promesas. No habrá reelección. Se cumplirá con los tratados firmados, no habrá estatizaciones, se respetará el derecho de propiedad y las administradoras de fondos de pensiones (AFP), la lucha contra la corrupción será implacable, habrá una política de apoyo social sostenida, sobre todo en los campos de la educación y la salud pública, para los sectores más desfavorecidos, así como estímulos y facilidades para la formalización de las empresas. El respeto al pluralismo informativo, a la independencia de la prensa y al derecho de crítica será total. Estos puntos han sido expresados, además, de viva voz, en las reuniones que ha celebrado el candidato con la confederación de empresarios y las asociaciones de prensa. Todo esto es perfectamente compatible con la democracia y con las políticas de mercado vigentes y tiende a perfeccionarlas, no a recortarlas ni menos suprimirlas. No solo depende de la voluntad de Ollanta Humala que este compromiso se cumpla. Depende, sobre todo, de que quienes lo apoyemos en la elección del 5 de junio dejemos claro que es a estas políticas a las que damos nuestro apoyo y que nos mantendremos firmes exigiendo su cumplimento.

4 de mayo de 2011

ABSOLUTISMO

"Estatuto de dominio y condición pública, en el cual un soberano, en la mayoría de casos un monarca, que ejerce un poder indivisible, incontrolado e ilegitimado, no está sometido a ley alguna ni ligado a colaborar con otros órganos, aunque no puede infringir los mandamientos divinos o las normas de derecho natural".

El absolutismo fue la respuesta histórica a las guerras civiles y religiosas del siglo XVI y a la incapacidad evidente de las autoridades corporativas del feudalismo para organizar el Estado, construir un ordenamiento jurídico e impedir la explotación desconsiderada de privilegios parciales y posiciones de hegemonía regionales. El absolutismo se desarrolló con la construcción de Estados territoriales mayores. Su poder residía en un ejército seguro y permanente, cuyos oficiales estaban vinculados social y políticamente a las clases más altas, y en un funcionario estatal, que, a modod de instrumento legal, responsable y "justo" del soberano, contribuía a la ejecución y ordenación de los crecientes deberes del Estado así como al desarrollo social y económico de los ciudadanos.

Como ejemplos de Estados absolutistas suelen mencionarse el del rey Sol, Luis XIV (1638-1715), y el de Prusia bajo Federico II (1740-1786). La denominación de "absolutismo ilustrado" para el tipo de Estado de estos últimos ejemplos muestra la paulatina nueva orientación de poder del absolutismo en dirección al Estado de derecho, al cumplimiento del deber y al amparo que el soberano ha de ofrecer a los súbditos (el príncipe como "primer servidor de su Estado).

Karl - Heinz Hillmann: "Diccionario enciclopédico de Sociología" p. 14

1 de mayo de 2011

MENSAJE A LA HUMANIDAD

Juan Pablo II dejó un mensaje dirigido a todas las generaciones, familias, jóvenes, pueblos y a toda la humanidad. Sus pensamientos y anhelos quedaron escritos en los diferentes discursos que emergían cada vez que el Papa peregrino era adoptado por las distintas regiones del mundo a las cuales viajaba constantemente como Sumo Pontífice, cartas, homilías, encíclicas y testimonios.

En la antología “Juan Pablo II. Mensaje a todas las generaciones” (Lima, Jomm editores), la palabra de Karol Wojtyla ha sido recopilada y su mensaje, eternizado. Testigo de la II Guerra Mundial, vivió de cerca los malestares de la destrucción entre seres humanos y de la vida que nos rodea. La bomba atómica y el genocidio de Hiroshima y Nagasaki fueron repudiados durante su visita a ambas ciudades, en donde anunció: “Hiroshima y Nagasaki son las dos únicas ciudades del mundo que han experimentado de lo que es capaz el hombre puesto a destruir. Vengo aquí como peregrino de la paz”.

Por otro lado, reservó a la niñez, la familia, la juventud y los ancianos parte importante de sus mensajes en que exhorta al cuidado y atención especial a los niños y niñas, respeto a la vida de los ancianos y a su derecho a una muerte digna.

Respecto a la presencia de la mujer en el mundo, resalta la “igual dignidad y responsabilidad respecto al hombre”, acceso a las funciones públicas como a todas las profesiones; y, a su vez, exalta la función de María como presencia maternal y a la madre como el corazón del hogar.

En Estambul hizo un llamado de unidad a todas las religiones teniendo como premisa un común denominador: la fe en Dios.

Los anuncios del Papa estuvieron también al tanto de las nuevas épocas, del buen uso de la ciencia y la tecnología, de los medios de comunicación, la cultura y la libertad.

Sus mensajes son a la vez un cuidadoso llamado que advierte de los peligros que se convocan en el mundo actual. Así lo dejó escrito en el apartado “El nuevo reto de la historia”: “El reto que ahora acecha es la tentación de aceptar como libertad verdadera lo que es, en realidad, solo una forma nueva de esclavitud”.

Son las expresiones sinceras y propósitos de un hombre que cargó sobre sus hombros la esperanza y fe de miles de personas.